viernes, 24 de julio de 2015

LA IDENTIDAD ARAGONESA.


El origen olvidado y maltratado de:

LA CORONA DE ARAGÓN


La historia sin manipular es… la mejor defensa sobre los bienes de Aragón
Escudo del Reino y Corona de Aragón.


Parece que empieza a tomar color el esfuerzo de un grupo de aragoneses y de años de lucha en solitario para recuperar unos bienes que corresponden a la historia de todos y cada uno que amamos Aragón.
El maremagnun étnico del nacionalismo catalán que llevamos años sufriendo y que reclama justicia universal, persiste en seguir apoderándose de bienes adquiridos ilegalmente o robados como botín de guerra. "Papeles de Salamanca sí, bienes de la franja, jamás”. Pedir con una mano y robar con la otra.
Se olvidan de que este pueblo, hizo de un pequeño condado de los Pirineos, un Gran Reino y Corona, que este Pueblo, resistió con orgullo el empuje de un ejercito profesional causando la primera derrota a Napoleón, que mientras haya un solo aragonés amante de su historia y patrimonio, no cejaremos en reclamar lo que nos pertenece y fue arrebatado con artes de piratería.
Pasarán todavía muchos años en recuperar nuestro patrimonio, pero la única forma de no conseguirlo, sería destruirlo y quemarlo como ya lo hicieron en el 36, destruyendo un Monasterio orgullo de identidad aragonesa, quemando gran parte y saqueando el resto. ¿Y que decir de las 113 joyas de arte, orfebrería y objetos religiosos de gran valor histórico-artístico igualmente robadas de diferentes parroquias de la zona entre ellas la de Barbastro y Monzón?. Nada de esto, hará que la historia cambie a favor de su fantasía y acomplejamiento histérico. Aquí está la clave o el ”quid” de la cuestión sobre los bienes de la mal llamada franja. No era ni es en el fondo un problema eclesiástico sino un problema político de no tener unas señas de identidad propias de una supuesta Nación Catalana. Pero… la identidad si que la tenía Aragón. Esta verdad histórica fue y es una herejía para los planteamientos nacionalistas e independentistas.
La solución que tomaron, ya lo hemos comentado en unas lineas mas arriba: destruir, quemar, expoliar y robar todo aquello que demostrase la verdadera historia de su pasado dependiente de Aragón.

Parece ser que la Justicia, aunque tarde, empieza a inclinar la balanza de quienes tenemos la razón, pero todavía no ha terminado aquí la lucha. Quedan los bienes saqueados que se encuentran en el Museo de Arte de Cataluña, en especial las pinturas de la Sala Capitular del Monasterio de Sigena.
Os preguntareis...¿que es lo que había en ese monasterio?… VOY A INTENTAR EXPLICARLO:

Panorámica del Monasterio de Sijena.


El monasterio se fundó el 21 de Abril de 1188 por Doña Sancha, esposa del Rey Alfonso II de Aragón (primer Rey de la Corona de Aragón). La primera monja ordenada en este monasterio fue Doña Dulce hija de ambos. Murió al año siguiente y fue enterrada en el propio monasterio. También se inhumaron en él su fundadora Doña Sancha de Castilla, hija de Alfonso VII "El Emperador" y su hijo, el Rey Pedro II "el Católico".Se cree también que fué enterrada la esposa de Pedro II, María de Montpelier.
La relación entre el reino y el monasterio no se limitó a la economía o la repoblación, sino que acogió tras sus muros a un buen número de reinas y princesas, así como a hijas de familias nobles. Sirvió de depósito de una parte del tesoro real y como archivo monástico durante los siglos XIII y XIV.
Del antiguo monasterio hoy sólo se conserva el templo y una pequeña parte del claustro, en torno al cual se distribuían originalmente el resto de las dependencias monacales, además del palacio prioral, situado en el suroeste. 

Entre estas dependencias destacaba la sala capitular, cubierta por una techumbre mudéjar y decorada con un interesantísimo conjunto de pintura mural del siglo XIII con escenas del Nuevo y del Antiguo Testamento, que la convirtieron en una auténtica Biblia pictórica que explicaba la historia de la humanidad desde el Pecado Original hasta la Salvación.



La magnífica acuarela de Valentín Carderera nos transmite la majestuosa realidad de lo que fue esta sala capitular, verdadera sala noble de recepción de la realeza aragonesa que se decoró siguiendo los más refinados modos del arte europeo de su momento. El mismo artista que decora la biblia de Canterbury, trabaja en esta sala, aportando a la misma un toque refinado, nuevo y pleno de bizantinismo; desconocido en España hasta ese momento.

(Estas pinturas románicas están catalogadas por expertos en arte e historiadores, como las mas bellas e importantes de Europa en la alta Edad Media). Actualmente se conserva en el Museo Nacional de Arte de Cataluña (Barcelona) en calidad de depósito, a donde fueron llevadas tras la Guerra Civil por el equipo de Josep Gudiol, y donde se produjo un intenso trabajo de restauración y conservación.

El templo está realizado totalmente en sillar y consta de nave única con crucero y cabecera triple. El crucero presenta adosado al brazo septentrional el citado panteón real y al meridional una maciza torre de planta cuadrada. En su fachada sur se conserva su imponente portada de estilo románico, abocinada por catorce arquivoltas acabadas en 26 columnas cilíndricas.

Impresionante portada románica con 26 columnas.

La portada fue ordenada construir por Jaime I por parecerle pequeña la primitiva puerta de entrada a la iglesia, aunque la obra no se ejecutaría hasta el reinado de Pedro III (1282).

Pero Sigena es algo más. Hoy sus muros desnudos son el recuerdo de un pasado que se fue y que podemos intuir visitando otros lugares, como los museos catalanes donde encontramos algunas de las joyas artísticas de Sigena.

Espero poder desearos pronto la enhorabuena por las primeras piezas que retornan al lugar de origen donde nunca debierón de salir.



EL TRÁGICO FINAL DEL MONASTERIO DE SIGÉNA Y DE SUS BIENES

En las elecciones de 1936, Villanueva de Sijena registró 392 votos de derechas y 31 de izquierdas. El 18 de Julio, casi todo el pueblo estaba en el lejano monte (cuatro horas de carro) recolectando el cereal. El día 21 fueron forzados a bajar al pueblo e interrumpir la trilla, por la declaración de huelga general.
Comenzaron los primeros brotes revolucionarios: las monjas tuvieron que huir, cambiando sus hábitos con la cruz de Malta por ropas de labradoras; un Comité Revolucionario destituyó al Ayuntamiento; llegó de Barcelona un coche con cuatro anarquistas, dos mujeres y dos hombres, en mono azul que, ante la consternación y asombro de todos, tirotearon (no fusilaron) al capellán D. Antonio Montull Carilla a la orilla del río Alcanadre. Lo dejaron moribundo y quejumbroso, y tuvo que rematarlo un cazador, dicen que por caridad y a solicitud de la víctima. Quedó insepulto, hasta que el secretario (Julio Arribas) y el médico, Adolfo, le excavaron a escondidas una somera tumba en el mismo lugar. Después, una piadosa riada del Alcanadre, le arrastró por su entonces límpido cauce.

El Monasterio de Sijena, pasto de las llamas.

El 3 de Agosto, el mismo día que del cercano aeródromo de Sariñena despegaron los aviones que bombardearon la basílica del Pilar, incendiaron el Monasterio de Sijena. Cuando el fuego acabó con el Salón del Trono y se extinguió, provocaron durante todo el mes más incendios en la Iglesia, el Coro, la Biblioteca y la Sala Capitular. En el Salón del Trono se destruyeron muebles, tapices, cuadros, las pinturas del cartujo Bayeu y el artesonado. En la Iglesia ardieron los retablos de tabla y decapitaron los de mármol y alabastro. En el Coro se quemó el artesonado y una rica sillería semejante a la de la Seo de Zaragoza. En la Biblioteca ardieron, además de los archivos de la Corona en pergamino, Libros de Horas miniados y Ejecutorias de nobleza.

Entre los muros desplomados y las ruinas algo quedó intacto: varias tablas románicas y góticas de mucho valor, sarcófagos y otras obras de arte, que se llevaron al Museo Comarcal, que en Albalate organizó la CNT- FAI. La corona de la Virgen del Coro, objetos de culto en metales nobles, joyas y cuberterías de plata y oro, patrimonio de ocho siglos de historia, desaparecieron, saqueados y malvendidos fraudulentamente por los incendiarios. La imagen románica de la Virgen del Coro, que había sido escondida, cuando la localizó el Comité, la usó para encender una estufa. Un miliciano cambió una rica corona por un fusil ametrallador.
En Septiembre, Durruti, que había visitado el Monasterio en su esplendor, llegó a Sijena y entre gritos e insultos, ordenó al Comité de Villanueva: “Cerrad este recinto y poned una guardia porque una fotografía de esto nos hará más mal que todos los cañones de los fascistas juntos”. Resulta extraña esta frase, que repiten muchos autores, cuando una de las pocas citas que se le atribuyen a Durruti, es: “La única iglesia que ilumina es la que arde”.
Posteriormente se alojó en las ruinas un Regimiento de Caballería que clavó, en los muros del claustro que quedaban en pie, argollas para el enganche de los caballos. Evacuado por la Caballería, aún sufrió el Monasterio una última profanación por elementos del Regimiento Engels, que abriendo los sarcófagos del Panteón Real y las tumbas de las monjas, arrastraron los esqueletos de reyes, infantas, caballeros y sorores, cuyos huesos y restos se iban desparramando por el interior de la iglesia y la plaza del Monasterio. 
Sepulcro de Pedro II y Doña Sancha.

Especial escarnio hicieron con el cadáver de la reina y fundadora, Doña Sancha, zarandeándola como si bailara, con un cigarro entre las descarnadas mandíbulas. Según el acta de apertura y reconocimiento de los sepulcros reales, en 1883, los restos de Doña Sancha estaban momificados y en admirable estado de conservación, describiéndola: alta (1,70 m.), frente espaciosa, ojos grandes, nariz aguileña y abundante cabellera de un color rubio casi rojo…
Hablar de Patrimonio Artístico, es hablar de la memoria de una comunidad, de sus amores y de sus olvidos; en suma , de la vida a través del tiempo. Desde antaño las guerras han provocado la desaparición de arte sacro en los templos, saqueado por su valía o destruido con brutalidad patológica, por individuos engañados por la incultura y cegados por un odio visceral a lo religioso y clerical. 
Del antiguo patrimonio de Sijena, sólo queda: en el Museo de Huesca, cuatro tablas góticas del Maestro de Sijena, que fueron adquiridas por Carderera, y varias escenas de la vida de San Juan Bautista que se cree provienen de un retablo de Sijena. En el Museo de Zaragoza se encuentra el sarcófago de María Ximénez de Cornel, condesa de Barcelos. Algunos documentos del archivo de Sijena se encuentran en el Archivo Histórico Provincial de Huesca, entre ellos una copia del siglo XIII de la Regla del Monasterio.
Los frescos que cubrían los muros de la Sala Capitular empezaron a ser arrancados antes de finalizar la Guerra Civil, y se exhiben actualmente en el Museo Nacional de Arte de Cataluña.


Frescos arrancados de la Sala Capitular.
A principios de Abril de 2006, el pleno de la Comarca de Los Monegros aprobó por unanimidad solicitar a la Generalitat de Cataluña la devolución de las pinturas de la Sala Capitular del Monasterio de Sijena. Alfonso Salillas, vicepresidente comarcal y alcalde de Villanueva de Sijena, señaló que estos frescos “fueron arrancados por mandato de la Generalitat en septiembre de 1936 por lo tanto en plena Guerra Civil y después del recién incendiado Monasterio”. señalando que tienen consideración de “botín de guerra” y deben ser recuperados “al igual que los papeles de Salamanca” y “con la misma celeridad”.
Posteriormente, Salillas declara: “a Villanueva vino una columna de “Los aguiluchos del POUM” cuando las monjas ya habían huido. Al capellán lo mataron, sacaron a los reyes de los sarcófagos y los pasearon por toda la plaza y quemaron los ataúdes y después incendiaron el Monasterio. Posteriormente, la Generalitat mandó arrancar las pinturas”. Agrega “los frescos estaban afectados por la declaración de Monumento Nacional de 1923, por lo tanto, son intrasladables”. Y concluye: “en el año 1956, Antonio Beltrán, entonces director del museo de Zaragoza, obtuvo una orden ministerial para traer los frescos y en Cataluña y en Barcelona la única razón que esgrimieron para no dárselos fue que el museo de Zaragoza debía de satisfacer los costes de los trabajos de restauración de dichos frescos. Si en aquellos años ya se obtuvo una orden ministerial, será porque hay una base legal”. Afirma que el Gobierno de Aragón “no se toma en serio” la reclamación de las pinturas de la Sala Capitular y denuncia que “existe una clara falta de interés”. Recordó por otra parte, que existen otras piezas del cenobio que fueron vendidas ilegalmente y en secreto a la Generalitat de Catalunya, un asunto que “se encuentra en un contencioso en el Tribunal Constitucional”.

Guillermo Fatás, el 27 de junio de 2006, en el Heraldo de Aragón encabeza su artículo: “La desventura del Real Monasterio de Sijena comenzó con un expolio en plena guerra civil, en 1936, y siguió por más de medio siglo con total menosprecio a la raigambre aragonesa del tesoro”. Termina: ”Frente al ingente despojo de Sijena, sumado al de las parroquias de Barbastro-Monzón, no parecen tanto los documentos de Salamanca”.
Parte del patrimonio que no ardió se encuentra en Lérida, para la exhibirlos en el “Museu Diocesà de Lleida”, donde están varias obras que los obispos de Lérida, a lo largo de los años, fueron recogiendo, hasta hace poco tiempo, en un sucio almacén, con el justificado pretexto de preservarlos de robos, pero sin imaginar que tras años de disfrutarlos, les costaría devolverlos al considerarlos ya suyos. 


Retablo expoliado. Actualmente se encuentra en el museo de Barcelona.

Allí se hallan cuadros (retratos de Doña Sancha y Doña Dulce), retablo de San Pedro, tablas de varios pintores góticos, sarcófagos policromados, la gran puerta del Palacio Prioral; cinco piezas del retablo de alabastro policromado del Niño Jesús, siglo XVI, atribuido a Gabriel Yoly, artista aragonés de la época ; el Retablo de Santa Ana, policromado de estilo renacentista, atribuido también a Yoly; retablo de Santa Waldesca , datado entre 1593-1608, que estaba situado en el claustro; la Sede de la Priora de Sijena del siglo XIV y varias obras de arte.
Trono de Doña Blanca, expoliadoo.
Otras obras de Sijena se ven salpicadas por el escándalo de una venta a la Generalitat de Catalunya, sin informar a la Diputación General de Aragón. En 1983, por un importe ridículo de 10 millones de pesetas compran 44 piezas, la mayoría pinturas. Nueve años después, en 1992, y otra vez sin enterarse ni estar prevenida la D.G.A., por 25 millones, 12 piezas. Y la última venta entre 1992 y 1994 por unos 15 millones, 30 piezas.



Debemos exigir al Gobierno de Aragón, el compromiso inequívoco de restitución patrimonial al Real Monasterio de Santa María de Sijena, lugar del que fue despojado el rico conjunto de pinturas, esculturas, retablos, etc, que hoy se hayan expuestas en tierras catalanas, sin que se empleen estas circunstancias con fines partidistas, enfrentando a aragoneses con nuestros vecinos catalanes, ya que es un problema creado por la astucia de los encargados de la compra por la Generalitat y la falta de información o desidia, de los responsables de la Diputación General de Aragón.


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