martes, 5 de febrero de 2019

3/ ZARAGOZA: "CIUDAD DE LAS CUATRO CULTURAS". CESARACOSTA VISIGODA


















Introducción:

ARAGÓN DURANTE LA ANTIGÜEDAD TARDÍA (409-711) 



Los conflictos sociales y las diferentes tentativas de usurpación hacen que este período se caracterice por su inestabilidad política.

Zaragoza fue base de operaciones, de Geroncio, promotor de la entrada de los germanos en Hispania. Su apoyo en los bárbaros que se movían en el sur de la Galia no sólo abrió a éstos la Península (409), sino que también explica por qué la provincia Tarraconense se vio libre de la ocupación germana.

A partir del 441, el Valle del Ebro fue atacado por los bagaudas. Éstos eran esclavos urbanos y ciudadanos arruinados unidos a campesinos desarraigados frente a un sistema político que les negaba ya la libertad, ya la supervivencia económica. Tras su derrota en Araciel, repitieron su ofensiva en el 449. El ambiente de confusión creado por este segundo brote bagáudico, fue aprovechado por el rey suevo Requiario, que saqueó la ciudad de Lérida y la región de Zaragoza.

En el 472 desapareció definitivamente la antigua provincia romana y comenzó su dependencia del reino godo de Tolosa. Un ejército visigodo cruzó los Pirineos y, tras apoderarse de Pamplona, tomó Zaragoza y otras ciudades próximas, asegurándose el paso hacia el interior en todas sus direcciones. Simultáneamente, otra expedición goda penetró en la provincia por el Pirineo oriental y ocupó los centros urbanos del litoral.

Tras el golpe de estado de Odoacro en Roma en el 476 (caída del Imperio romano de Occidente), los progresivos asentamientos de visigodos en el Ebro (desde el 494) alentaron tentativas de sublevación entre la aristocracia hispanorromana, perjudicada en sus posesiones.

El traslado de la sede real visigoda a Toledo en época de Atanagildo, supuso una cierta marginalidad política de Aragón. El compromiso y la lealtad con el poder visigodo de las ciudades antiguas del actual Aragón se puso de manifiesto en la elección de Zaragoza (592 y 691) y Huesca (598) para la celebración de concilios eclesiásticos, así como en la asistencia de clérigos locales a los concilios toledanos, de clara orientación política.

La etapa visigoda en la ciudad de Zaragoza comienza efectivamente con la conquistade Caesaraugusta por Eurico en el año 472. Desde el último cuarto del siglo V hasta la llegada de los ejércitos islámicos a comienzos del siglo VIII, Zaragoza mantuvo su importancia como cabeza del valle medio del Ebro. Conservó intactas sus murallas en el siglo VI, que resistieron la ofensiva de los francos a mediados del sexto siglo, y continuó siendo un centro político y religioso de primer orden, hasta el punto de que en el siglo VII gozó de un periodo de esplendor cultural (junto con Sevilla y Toledo) gracias a la conjunción de importantes intelectuales como los obispos Juan II, Braulio, Tajón y Valderedo que desarrollaron en el marco del monasterio de Santa Engracia una importante actividad humanística apoyada en su destacada biblioteca.

Hacia el 409 suevos,alános y vándalos llegan a la Península. Zaragoza seguía manteniendose como ciudad romana a principios del siglo V y, gracias a las imponentes murallas, pudo defenderse de cuantos la atacaron, protegida por soldados veteranos. Cuando en el 411 Flavio Honorio consiguió derrotar la sublevación en la Galia, Constantino III en Hispania, tan solo consiguió mantener el control de la Tarraconense, que incluía el convento Caesaraugustano, el resto se perdió en manos de los bárbaros. Entre el 441 y el 454 el valle del Ebro se vió azotado por los bagaudas, de los que Zaragoza se libró gracias de nuevo a las murallas y a la intervención del ejército visigodo, todavía bajo obediencia romana, por poco tiempo.

Finalmente. en el 472 el ejército visigodo pasó de protector a invasor, debido a la paulatina decadencia del imperio romano. Los visigodos al mando del conde Gauteric toma la ciudad en nombre del rey Eurico, pasando a formar parte del reino visigodo de Tolosa. La ciudad mantuvo en gran parte sus costumbres romanas y en el 504 todavía se celebraban juegos circenses
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ASEDIO DE ZARAGOZA POR LOS FRANCOS. AÑO 541

La derrota del ejército visigodo ante los francos en la batalla de Vouillé (507), supuso la ruina del reino visigodo de Tolosa y la pérdida de todos los territorios ocupados por éste al norte de los Pirineos, salvo una pequeña franja de terreno en torno a Narbona. En el nuevo sistema defensivo del Estado visigodo, Caesaraugusta se constituye, por su situación estratégica a la vez que por sus murallas, en la principal plaza fuerte en el norte de la Península, sirviendo como baluarte frente a una posible invasión procedente de la Galia y como base de partida para las operaciones militares contra los vascones.

La amenaza de los francos se concreta en verano del año 541, cuando un potente ejército encabezado por los reyes Childeberto y Clotario I (o Clotachario) y los tres hijos mayores de éste, partió de la ciudad de Dax y atravesó el Pirineo con la intención de conquistar el valle del Ebro. La finalidad última de esta campaña era crear una zona de seguridad que protegiese los territorios recién conquistados del sur de la Galia ante una posible ofensiva visigoda, contando para ello con el apoyo de los habitantes católicos de la región. El paso de los Pirineos se realizó por Roncesvalles, y tras llegar a Pamplona, el ejército franco se dedicó a saquear la provincia Tarraconense logrando un cuantioso botín y provocando en ella una gran devastación a cuyos efectos se añadiría el año siguiente (542) una epidemia de peste inguinal extendida por toda la Península.

El asedio de Caesaraugusta, protegida por la potente muralla tardorromana y reforzada posiblemente por una guarnición visigoda, se prolongó durante 49 días, sin que las tropas sitiadoras pudieran superar las defensas de la ciudad.

Hay dos versiones sobre el fin del asedio. El obispo Gregorio de Tours, en un claro intento de enmascarar el desastre de la expedición, señala que el fracaso franco se debió a la intervención milagrosa de San Vicente en ayuda de los sitiados. Según este autor, cuando la situación de la ciudad ya era desesperada, sus habitantes, imitando a los de Nínive, se sometieron a un ayuno riguroso y comenzaron a desfilar en procesión sobre las murallas, los hombres cubiertos de cilicios, entonando cánticos y llevando consigo la túnica de San Vicente, y las mujeres con mantos negros, con los cabellos sueltos y cubiertos de ceniza, e implorando la ayuda divina. Los supersticiosos francos creyeron que se trataba de un maleficio contra ellos, pero informados por un campesino prisionero sobre la verdad de los hechos y de que los habitantes de la ciudad no eran arrianos sino católicos, ofrecieron al obispo de la misma (Juan) levantar el asedio a cambio de una reliquia de San Vicente como prenda de paz. El obispo les entregó la estola del mártir, que Childeberto llevó a París, donde hizo construir una basílica para su culto (la actual Saint Germain des Prés) y en la que fue enterrado tras su muerte en el año 558.

Isidoro de Sevilla, por otra parte, comenta que los francos se vieron obligados a levantar el cerco de la ciudad ante la proximidad de un ejército visigodo, enviado por el rey Teudis al mando del conde Teudisclo (o Teudiselo), que tras ocupar los pasos pirenaicos amenazaba con cortar su retirada. En otro pasaje, este autor señala que los visigodos lograron cortar la retirada al ejército franco y que éstos hubieron de comprar a muy alto precio un breve periodo de tregua (un día y una noche) para atravesar los puertos pirenaicos; transcurrido este periodo, en el que sólo se pudieron poner a salvo algunos contingentes, el resto del ejército franco fue aniquilado.

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Hacia finales del siglo VI, Leovigildo convenció a Vicente II ( 572 - 586 ), obispo de Zaragoza, para que se convirtiera al arrianismo. El escándalo fue mayúsculo y se mantuvo hasta la conversión oficial de los visigodos al catolicismo en el concilio de Toledo en el año 589.



CENTRO CULTURAL EN LA HISPANIA VISIGODA

En el siglo VII, la ciudad tuvo un relativo florecimiento cultural gracias a una serie de obispos, Juan II, Braulio, Tajón y Valderedo vinculados al monasterio de Santa Engracia, que poseía una importante biblioteca. Así Zaragoza se convierte en uno de los centros culturales de Hispania, junto con Sevilla de San Isidoro y la Toledo de San Eugenio.

Braulio, obispo de Zaragoza, también escribió el Liber Iudiciorum, que eliminaba la diferencia jurídica entre hispanoromanos y visigodos y que fue promulgada por Recesvinto.

La ciudad fue de nuevo protagonista en la disputa por el trono entre Suintila y Sisenando. Suintila se refugió en Zaragoza contra las tropas de Sisenando, que ayudados por un ejército mercenario franco, sitiaron la ciudad. No consiguieron tomarla por las armas, pero deserciones y traiciones llevaron a Suintila a rendirse, con lo que Sisenando se proclamo rey en la ciudad. Fue el último rey visigodo en la ciudad de Zaragoza.

Zaragoza vivió momentos de esplendor bajo el dominio visigodo como atestigua la actividad comercial que conservaba o los concilios que allí se celebraron, por eso el interés de los francos es manifiesto por la ciudad. Los francos Childeberto y Clotario, dentro de una operación de búsqueda de botín en la Tarraconense, sitiaron Zaragoza durante cuarenta y nueve días. (De este episodio ya he hablado anteriormente).

En Zaragoza hubo un esplendor cultural en esta época, reuniéndose una importante biblioteca y con un taller de copistas muy prestigioso. La cultura giraba en torno a la labor de la Iglesia y de sus obispos, destacando las figuras de Braulio y Tajón, ambos del siglo VII, muy influyentes en la monarquía. En esa época existían varias iglesias en Zaragoza: la catedral de San Vicente (bajo la actual LaSeo), la basílica de Santa María (el Pilar) y la de Santa Engracia, mientras que en Huesca ya existía la de San Pedro el Viejo.

En época visigoda fueron fundamentales los concilios, que eran asambleas eclesiásticas que en realidad eran el punto de confluencia entre la potestad del Estado y la autoridad moral de la Iglesia que representaba a la comunidad indígena hispanorromana. No sólo se trataban temas religiosos, sobre todo interesaban los temas civiles. Había dos tipos de concilios: los nacionales y los provinciales.

En territorio aragonés se celebraron concilios provinciales en Zaragoza en 592, el primero después de la conversión al catolicismo y en Huesca en 598. También se celebró en Zaragoza uno nacional en 691.

Además de Cesaracosta (Zaragoza), existían en Aragón otras dos ciudades que eran sede episcopal Tirassona (Tarazona) y Osca (Huesca), y de menor importancia sin tener obispo Bursao (Borja) y Egessa (Ejea de los Caballeros). Acuñaron moneda Cesaracosta, Tirassona, Volotania (Boltaña) y Cestavvi (Gistaín).

Tenemos escasos restos de esta época por la reutilización de los romanos, así la villa Fortunatus de Fraga siguió explotándose en este periodo o los templos que anteriormente estaban dedicadas al culto pagano se reconvirtieron en basílicas cristianas. Sin embargo surge un nuevo fenómeno, el de la creación de monasterios alejados del medio urbano como el de San Pedro de Séptimo, el de San Úrbez de Nocito o el de Asán, que desde los alrededores de Huesca se trasladó a las faldas de la Peña Montañesa en Sobrarbe.



IGLESIA BASILICA DE SANTA ENGRACIA

El origen de esta iglesia es una capilla cristiana del siglo III - IV, donde se rendía culto a los restos de Santa Engracia y otros 18 mártires Caesaraugustanos.

El martirio de Engracia es sencillamente brutal y terrorífico; fue torturada , cortándole un costado, lacerando todos sus miembros, le cortaron un pecho dejándola como una llaga viviente y purulenta, todo ello por la persecución dictada contra los cristianos por Diocleciano en Caesaraugusta, en el año 303. El motivo fue negarse a dar culto y hacer sacrificios a los dioses romanos.

Del periodo romano se conservan en la cripta de la iglesia dos sarcófagos paleocristianos realizados por talleres romanos en el siglo IV: el de la receptio animae y el de la Trilogía petrina.

Este lugar de culto cristiano permaneció como iglesia en el periodo visigodo. En ella estudió Eugenio de Toledo bajo el magisterio de San Braulio.

Durante la dominación islámica, fue centro de un barrio de población mozárabe.






MONASTERIO JERONIMO DE SANTA ENGRACIA

El Monasterio Jerónimo de Santa Engracia fue fundado por Juan II de Aragón, padre de Fernando el Católico, en agradecimiento por la cura de unas cataratas a manos de un médico judío. Padre e hijo, construyeron un magnífico conjunto monástico en estilo mudéjar renacentista sobre una iglesia subterranea, que desde el siglo IV conservaba los restos de Santa Engracia y otros 18 mártires. las joyas del monasterio eran : el Claustro Grande y la portada, que se ha conservado. Del esplendor del monasterio cuenta Jerónimo Zurita, que había una biblioteca que en el siglo XVI tenía 2000 libros.

El monasterio fue volado por las tropas francesas durante los Sitios de Zaragoza. La portada sufrió grandes daños y el resto del edificio fue reducido a cenizas.

El monasterio era de estilo plateresco y la portada era de estilo renacentista y realizada en 1514 por Gil Morlanes el Viejo.



LOS SÍNODOS DE ZARAGOZA

En o hacia el año 380 tuvo lugar el primer sínodo de Zaragoza, en el que los obispos de la península y de Aquitania adoptaron ocho cánones relacionados más o menos directamente con el priscilianismo, la herejía dominante del momento. Un segundo sínodo, en el año 592, solucionó problemas prácticos de la reciente conversión de los visigodos desde el arrianismo. El tercer sínodo, en el 691, resultó en cinco cánones de disciplina. Fue el único de nivel nacional que no se celebró en Toledo.



CONCLUSIÓN: CULTO A LA GUERRA

Los godos eran los mismos que los visigodos. Se les añadió el “visi”para diferenciar las numerosas invasiones que se producían por el este o por el oeste del gran imperio romano, el cual abarcaba media Europa de la actual.

El pueblo godo ante todo era guerrero, fiel a sus reyes y salvajes en el combate. Más de dos siglos y medio estuvieron de guerra en guerra por el vasto imperio romano, a veces haciendo de mercenarios para el emperador, limpiándoles las Galias de las hordas vandálicas que venían del norte.Pero no conforme con ello, aprovechando el declive del imperio romano, empezaron a ser autónomos. Batalla tras batalla saquearon Roma y se apoderaron de casi todo el imperio antiguo.

Pasaron algunos años y los francos iban empujando desde la Galia No les quedó más remedio que refugiarse al otro lado de los Pirineos ( Hispania ), donde consiguieron formar un reino estable con capital en Toledo hasta la invasión de los árabes en el siglo VII.

El mestizaje entre godos venidos del norte e hispanoromanos cristianizados cuajó en una peculiar raza que es la base de lo que hoy, quince siglos después somos.

No podemos quejarnos, el resultado en su variante hispana no ha salido del todo mal.


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