LA FUNDACIÓN DE LA CIUDAD
No se puede hablar de la fundación de Caesaraugusta hasta el 14 a.C, hecho que sabemos gracias a la información proporcionada por la arqueología y la numismática. Está situada en el valle medio del Ebro, cerca del poblado sedetano de Salduie.
Caesaraugusta fue situada en un lugar estratégico, localizada en una encrucijada de caminos, era un lugar donde confluían los ríos Ebro, Huerva y Gállego, proporcionando agua a la ciudad. También era una zona llana con una fácil defensa y; por tanto, era fácil levantar murallas, además, era un terreno con tierras fértiles y bien regadas, lo que proporcionaba riquezas si se las trabajaba adecuadamente.
Una de las características principales de este lugar es que fue fundado como una colonia “ex novo” e “inmune”, con una serie de privilegios, entre ellos el derecho a acuñar moneda y la exención del pago de impuestos. Una colonia es la fundación de una nueva ciudad implicando la llegada de un nuevo contingente poblacional sobre una ciudad existente anteriormente; es decir, implica “deductio”, llegada de un nuevo contingente poblacional, cambiando el estatuto jurídico.
El emperador César Augusto quiso recompensar a sus veteranos que habían sufrido en las guerras cántabras, entregándoles lotes de tierra en estos territorios tan fértiles de Caesaraugusta, sin la obligación de pagar impuestos.
Esta ciudad asumió desde el primer momento el papel de cabecera regional, reemplazando a la llamada colonia Victrix Iulia Celsa, en la actual Velilla de Ebro.
Caesaraugusta tuvo el privilegio de ostentar el nombre completo de su fundador. Otro aspecto también a destacar es que en la fundación de la ciudad participaron soldados veteranos de las legiones IV Macedónica, VI Victrix y X Gémina, con un doble propósito: garantizar por un lado la defensa del territorio a la vez que por otro lado se fijaba la presencia de Roma.
Primero se consagró el casco urbano siguiendo un antiguo ritual de tradición etrusca: un sacerdote elegía el centro de la futura ciudad y marcaba las dos vías principales orientadas hacia los cuatro puntos cardinales; después, con un arado de bronce tirado por bueyes, trazaba el perímetro de la muralla. Seguidamente se ubicó el foro en las proximidades del puerto fluvial, hoy corresponde a la Plaza de La Seo y a continuación se trazaron dos vías, que serían las principales, el Decumano Máximo y el Cardo Máximo.
El Decumano Máximo tenía dirección Este-Oeste, comenzaba en las actuales murallas y seguía por las calles Manifestación, Espoz y Mina, Mayor y terminaba en la Plaza de la Magdalena.
El Cardo Máximo tenía la dirección Norte-Sur, partiendo del Puente de Piedra y seguía paralelamente a la calle Don Jaime, Plaza de Santa Cruz, Puerta Cinegia (actual Tubo) y terminaba en la Plaza de España.
Después de la fundación de la ciudad se llevó a cabo el amurallamiento, construyendo una muralla de piedra de unos tres kilómetros de recorrido, que comenzaba en el puente de Santiago y seguía por las murallas actuales, entorno al mercado central, calle Cerdán, el Coso, Plaza de España y la Plaza de la Magdalena. La muralla se reforzó a finales del siglo III d.C debido a los ataques de los bagaúdes (partidas sublevadas de campesinos, esclavos y soldados desposeídos o arruinados por la gravosa fiscalidad romana. Estos grupos se enfrentaron violentamente contra los latifundios y la autoridad imperial).
LOS BAGAUDAS:
En el 441 p.C. Roma debe hacer frente a un nuevo peligro: los temibles bagaudas, ejército sin disciplina ni leyes formado por esclavos huídos, bandoleros y campesinos sin tierra que se rebelan contra el poder establecido.
El imperio romano está en decadencia, sus leyes se cumplen apenas, y los poderosos, atentos solo a acrecentar sus arcas, ahogan a sus gentes. Se han roto las relaciones comerciales con algunas provincias de Hispania, el poderoso fisco sobrevuela todo lo que brilla y la corrupción de los poderes públicos hace que los ciudadanos huyan o se rebelen. Los oprimidos renuncian a la ciudadanía, que les ofrece más problemas que ventajas, y huyen a los montes. Así lo hacen constar los historiadores.
Y así nacen los bagaudas. Su nombre no se sabe exactamente lo que significa. Son habitantes de los bosques, vagabundos. Posiblemente el apelativo venga del galo baga, lucha, y auda, guerrero, porque en su mayoría participaron en las rebeliones deGalia e Hispania de los siglos III al V. En realidad no se les llama bagaudas como guerreros, sino como pertenecientes a una clase baja, de proscritos, Son gente miserable y desesperada, sin más medios de subsistencia que el asalto y el despojo.
Y a ellos se van uniendo los esclavos huídos, los desertores del ejército hartos de luchar a cambio de casi nada, los delincuentes escapados de la justicia, los campesinos arruinados. El más fuerte es el jefe, y juntos forman una extraña y peligrosa sociedad, a la que en ocasiones se unen incluso ciudadanos antes respetables y ahora descontentos del poder central, legalmente desobedientes y perseguidos por ello.
El fenómeno de los proscritos bagaudas no es sólo en territorio romano. También nace y crece, con fuerza, en Hispania. Concretamente en Vasconia, que, como zona menos romanizada, da cobijo en sus inexpugnables montañas a los que empiezan a agruparse en guerrillas, viendo en ello un medio más de luchar contra Roma.Incluso hubo un momento de alianza con uno de los reyes suevos, Requiario: juntos toman Ilerda y obtienen de ello rico botín.
Los suevos fueron, por otra parte, muy bien recibidos por los hispanos descontentos de Roma , porque veían en ellos unos lebertadores: la política romana había fracasado en las provincias, y el funcionamiento interno tenía gravísimos fallos. Los poderosos propietarios de tierras tenían que ser defendidos por el ejército; y el contínuo y abusivo reclutamiento de hombres para las guerras en cualquier punto de Europa, los impuestos cada vez más elevados y por más conceptos a veces absurdos, y la corrupción galopante fueron el desencadenante último de las revueltas.
Éstas se iniciaron donde el control romano era más débil, sobre todo en las zonas montañosas de Vasconia, prácticamente inexpugnables, como comprobaron tres siglos más tarde los invasores musulmanes. En estas zonas había dos formas de posesión de la tierra: una explotada por colonos con esclavos, y otra más pequeña en régimen comunitario. La primera es de influencia romana, y la segunda es prerromana.
Los bagaudas efectuaron demoledoras incursiones, además, por los valles del Ebro y Duero, y entre el Ebro y los Pirineos. No ejercieron un domunio político, pero llevaron en jaque a los ejércitos romanos. El suyo, por llamarlo de alguna manera, era de una organización muy rudimentaria, con un armamento básico, de elementos recogidos aquí y allá, incluso aperos de labranza, como hoces y horcas, algo que en Hispania se repitió cuando la invasión francesa. Labradores, pastores, ciudadanos, no podían hacer otra cosa aunque se les hubiesen unido algunos militares desertores. Sólo al unirse a los suevos tuvieron algunas trazas militares organizadas y con jefes.
En 441 hubo un enfrentamiento con Roma, y murió un gran número de bagaudas. Se retiraron los que quedaron, se reorganizaron, y diez años después atacaron Tarazona; vencieron, matando a la guarnición y a los federados visigodos; entre 450 y 54, junto al rey suevo Requiario, toman Zaragoza, entran otra vez en Lérida y arrasan el valle del Ebro. En realidad no toman y ocupan las ciudades, sino que las saquean, lo cual por otra parte no les atrae muchas simpatías de los moradores supervivientes y despojados.
Un año después los visigodos pactan con los hispanorromanos y derrotan definitivamente a los bagaudas; los que depusieron las armas son aceptados como campesinos feudatarios o bien son convertidos en siervos.
Hoy los hubiésemos llamado simplemente bandoleros, sin categoría militar. O a lo mejor, según la terminología actual, “antisistemas”, porque no se alzaron contra el imperio romano, sino contra la clase dirigente, contra un no muy acertado, en ese momento, modo de actuar.
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El periodo de esplendor de Caesaraugusta tuvo lugar en los siglos I y II d.C y muestra de este apogeo son las grandes obras públicas, como el foro, el puerto fluvial, las termas públicas, el teatro y el primer puente de la ciudad, situado en el emplazamiento del actual Puente de Piedra, por mencionar las más importantes y de las que a continuación pasaré a hablar más detenidamente.
LOS PUNTOS DE INTERES MAS REPRESENTATIVOS DE CAESARAUGUSTA
Caesaraugusta, como muchas otras ciudades romanas, estuvo rodeada por un cerco de murallas; además de cumplir una función defensiva, tenía un caracter monumental y era símbolo del prestigio de la colonia. Se conserban restos de la antigua construcción bajo el Mercado Central, la avenida de Cesar Augusto, Teatro Principal y Coso, aunque solo son visibles en el Convento del Santo Sepulcro y junto al Torreón de la Zuda. En esta zona hay un lienzo de 80 metros de longuitud, con torreones.
Las Termas no solo eran baños públicos, sino también lugares de reunión donde se podían tratar asuntos de negocios o comentar las últimas noticias. Asociada a las termas se hallaba la Palestra, utilizada para realizar ejercícios físicos para mantenerse en forma. Restos de las casas de baño se han localizado en las calles de San Juan y San Pedro y de Ossaú.
El Teatro de Caesaraugusta se situa en una de las zonas más emblemáticas de la ciudad. Tenía un aforo de unos 6.000 espectadores, dato que nos revela la importancia de este edificio en una ciudad que contaba con unos 18.000 habitantes. Es uno de los mayores teatros de la Hispania romana. Los restos de este edificio se ubican en la actual calle Verónica, muy cerca del Teatro Principal.
Durante los últimos años hasta el 2003, se han recuperado los restos del Teatro convirtiéndolo en museo, ofreciendo así la posibilidad de conocer y descubrir la vida social, política y religiosa del Imperio Romano que en este inmenso edificio se llevaba a cabo, gracias a la sala audiovisual e incluso a las representaciones del teatro virtual..
El periodo de mayor apogeo de la ciudad ( siglos I y II ) trajo consigo muchas de las grandes obras públicas, de las que aún hoy podemos ver algunas: el foro, el puerto fluvial ( que convirtió a Caesaraugusta en el principal redistribuidor de mercancias en el valle del Ebro ), las termas públicas, el teatro, el anfiteatro, el primer puente de la ciudad ( situado en el emplazamiento del actual puente de Piedra y que probablemente era una obra mixta de piedra y madera ).
El agua también a representado un importante papel en la Zaragoza romana, tanto por su situación a orillas del río Ebro y junto a la desembocadura del Huerva y el Gállego como por sus complejos sistemas de abastecimiento y regadío. junto a las ya mencionadas termas se han documentado multitud de aljibes, fuentes y diversos tramos de tuberías de plomo y saneamiento.
Llega el siglo III, la construcción de una imponente muralla y el abandono de las grandes obras públicas denotan el importante proceso de crisis en el mundo romano ( segunda mitad del siglo III ). El comercio y la vida en Caesaraugusta no decaen y ayudan al florecimiento cultural de la misma.
A lo largo del siglo V, Caesaraugusta, al igual que todo occidente romano, se ve inmersa en un proceso de desintegración del poder imperial.
En el Museo de Zaragoza situado en la Plaza de los Sitios, en la sección de arqueología se pueden observar varios mosáicos uno de ellos, Orfeo tañendo la lira es de exquisita calidad. Debió de pertenecer a una suntuosa villa situada cerca de la iglesia de San Juan de los Panetes.
En el centro de la sala se exibe una de las joyas del museo: la cabeza en sardónice del emperador Augusto, procedente de la antigua Turiaso ( Tarazona ).El material en que está labrada y su tamaño la convierten en una pieza de extraordinario valor.
El monasterio jerónimo de Santa Engracia, fue construido en el siglo XV sobre la antigua necrópolis cristiano - romana, donde fueron encontrados dos sarcófagos paleocristianos de marmol que hoy se guardan en su cripta: El de la Receptio Amimae y el de la Trilogía Petrina.
Caesaraugusta fue situada en un lugar estratégico, localizada en una encrucijada de caminos, era un lugar donde confluían los ríos Ebro, Huerva y Gállego, proporcionando agua a la ciudad. También era una zona llana con una fácil defensa y; por tanto, era fácil levantar murallas, además, era un terreno con tierras fértiles y bien regadas, lo que proporcionaba riquezas si se las trabajaba adecuadamente.
Una de las características principales de este lugar es que fue fundado como una colonia “ex novo” e “inmune”, con una serie de privilegios, entre ellos el derecho a acuñar moneda y la exención del pago de impuestos. Una colonia es la fundación de una nueva ciudad implicando la llegada de un nuevo contingente poblacional sobre una ciudad existente anteriormente; es decir, implica “deductio”, llegada de un nuevo contingente poblacional, cambiando el estatuto jurídico.
El emperador César Augusto quiso recompensar a sus veteranos que habían sufrido en las guerras cántabras, entregándoles lotes de tierra en estos territorios tan fértiles de Caesaraugusta, sin la obligación de pagar impuestos.
Esta ciudad asumió desde el primer momento el papel de cabecera regional, reemplazando a la llamada colonia Victrix Iulia Celsa, en la actual Velilla de Ebro.
Caesaraugusta tuvo el privilegio de ostentar el nombre completo de su fundador. Otro aspecto también a destacar es que en la fundación de la ciudad participaron soldados veteranos de las legiones IV Macedónica, VI Victrix y X Gémina, con un doble propósito: garantizar por un lado la defensa del territorio a la vez que por otro lado se fijaba la presencia de Roma.
Primero se consagró el casco urbano siguiendo un antiguo ritual de tradición etrusca: un sacerdote elegía el centro de la futura ciudad y marcaba las dos vías principales orientadas hacia los cuatro puntos cardinales; después, con un arado de bronce tirado por bueyes, trazaba el perímetro de la muralla. Seguidamente se ubicó el foro en las proximidades del puerto fluvial, hoy corresponde a la Plaza de La Seo y a continuación se trazaron dos vías, que serían las principales, el Decumano Máximo y el Cardo Máximo.
El Decumano Máximo tenía dirección Este-Oeste, comenzaba en las actuales murallas y seguía por las calles Manifestación, Espoz y Mina, Mayor y terminaba en la Plaza de la Magdalena.
El Cardo Máximo tenía la dirección Norte-Sur, partiendo del Puente de Piedra y seguía paralelamente a la calle Don Jaime, Plaza de Santa Cruz, Puerta Cinegia (actual Tubo) y terminaba en la Plaza de España.
Después de la fundación de la ciudad se llevó a cabo el amurallamiento, construyendo una muralla de piedra de unos tres kilómetros de recorrido, que comenzaba en el puente de Santiago y seguía por las murallas actuales, entorno al mercado central, calle Cerdán, el Coso, Plaza de España y la Plaza de la Magdalena. La muralla se reforzó a finales del siglo III d.C debido a los ataques de los bagaúdes (partidas sublevadas de campesinos, esclavos y soldados desposeídos o arruinados por la gravosa fiscalidad romana. Estos grupos se enfrentaron violentamente contra los latifundios y la autoridad imperial).
LOS BAGAUDAS:
En el 441 p.C. Roma debe hacer frente a un nuevo peligro: los temibles bagaudas, ejército sin disciplina ni leyes formado por esclavos huídos, bandoleros y campesinos sin tierra que se rebelan contra el poder establecido.
El imperio romano está en decadencia, sus leyes se cumplen apenas, y los poderosos, atentos solo a acrecentar sus arcas, ahogan a sus gentes. Se han roto las relaciones comerciales con algunas provincias de Hispania, el poderoso fisco sobrevuela todo lo que brilla y la corrupción de los poderes públicos hace que los ciudadanos huyan o se rebelen. Los oprimidos renuncian a la ciudadanía, que les ofrece más problemas que ventajas, y huyen a los montes. Así lo hacen constar los historiadores.
Y así nacen los bagaudas. Su nombre no se sabe exactamente lo que significa. Son habitantes de los bosques, vagabundos. Posiblemente el apelativo venga del galo baga, lucha, y auda, guerrero, porque en su mayoría participaron en las rebeliones deGalia e Hispania de los siglos III al V. En realidad no se les llama bagaudas como guerreros, sino como pertenecientes a una clase baja, de proscritos, Son gente miserable y desesperada, sin más medios de subsistencia que el asalto y el despojo.
Y a ellos se van uniendo los esclavos huídos, los desertores del ejército hartos de luchar a cambio de casi nada, los delincuentes escapados de la justicia, los campesinos arruinados. El más fuerte es el jefe, y juntos forman una extraña y peligrosa sociedad, a la que en ocasiones se unen incluso ciudadanos antes respetables y ahora descontentos del poder central, legalmente desobedientes y perseguidos por ello.
El fenómeno de los proscritos bagaudas no es sólo en territorio romano. También nace y crece, con fuerza, en Hispania. Concretamente en Vasconia, que, como zona menos romanizada, da cobijo en sus inexpugnables montañas a los que empiezan a agruparse en guerrillas, viendo en ello un medio más de luchar contra Roma.Incluso hubo un momento de alianza con uno de los reyes suevos, Requiario: juntos toman Ilerda y obtienen de ello rico botín.
Los suevos fueron, por otra parte, muy bien recibidos por los hispanos descontentos de Roma , porque veían en ellos unos lebertadores: la política romana había fracasado en las provincias, y el funcionamiento interno tenía gravísimos fallos. Los poderosos propietarios de tierras tenían que ser defendidos por el ejército; y el contínuo y abusivo reclutamiento de hombres para las guerras en cualquier punto de Europa, los impuestos cada vez más elevados y por más conceptos a veces absurdos, y la corrupción galopante fueron el desencadenante último de las revueltas.
Éstas se iniciaron donde el control romano era más débil, sobre todo en las zonas montañosas de Vasconia, prácticamente inexpugnables, como comprobaron tres siglos más tarde los invasores musulmanes. En estas zonas había dos formas de posesión de la tierra: una explotada por colonos con esclavos, y otra más pequeña en régimen comunitario. La primera es de influencia romana, y la segunda es prerromana.
Los bagaudas efectuaron demoledoras incursiones, además, por los valles del Ebro y Duero, y entre el Ebro y los Pirineos. No ejercieron un domunio político, pero llevaron en jaque a los ejércitos romanos. El suyo, por llamarlo de alguna manera, era de una organización muy rudimentaria, con un armamento básico, de elementos recogidos aquí y allá, incluso aperos de labranza, como hoces y horcas, algo que en Hispania se repitió cuando la invasión francesa. Labradores, pastores, ciudadanos, no podían hacer otra cosa aunque se les hubiesen unido algunos militares desertores. Sólo al unirse a los suevos tuvieron algunas trazas militares organizadas y con jefes.
En 441 hubo un enfrentamiento con Roma, y murió un gran número de bagaudas. Se retiraron los que quedaron, se reorganizaron, y diez años después atacaron Tarazona; vencieron, matando a la guarnición y a los federados visigodos; entre 450 y 54, junto al rey suevo Requiario, toman Zaragoza, entran otra vez en Lérida y arrasan el valle del Ebro. En realidad no toman y ocupan las ciudades, sino que las saquean, lo cual por otra parte no les atrae muchas simpatías de los moradores supervivientes y despojados.
Un año después los visigodos pactan con los hispanorromanos y derrotan definitivamente a los bagaudas; los que depusieron las armas son aceptados como campesinos feudatarios o bien son convertidos en siervos.
Hoy los hubiésemos llamado simplemente bandoleros, sin categoría militar. O a lo mejor, según la terminología actual, “antisistemas”, porque no se alzaron contra el imperio romano, sino contra la clase dirigente, contra un no muy acertado, en ese momento, modo de actuar.
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El periodo de esplendor de Caesaraugusta tuvo lugar en los siglos I y II d.C y muestra de este apogeo son las grandes obras públicas, como el foro, el puerto fluvial, las termas públicas, el teatro y el primer puente de la ciudad, situado en el emplazamiento del actual Puente de Piedra, por mencionar las más importantes y de las que a continuación pasaré a hablar más detenidamente.
LOS PUNTOS DE INTERES MAS REPRESENTATIVOS DE CAESARAUGUSTA
Caesaraugusta, como muchas otras ciudades romanas, estuvo rodeada por un cerco de murallas; además de cumplir una función defensiva, tenía un caracter monumental y era símbolo del prestigio de la colonia. Se conserban restos de la antigua construcción bajo el Mercado Central, la avenida de Cesar Augusto, Teatro Principal y Coso, aunque solo son visibles en el Convento del Santo Sepulcro y junto al Torreón de la Zuda. En esta zona hay un lienzo de 80 metros de longuitud, con torreones.
Las Termas no solo eran baños públicos, sino también lugares de reunión donde se podían tratar asuntos de negocios o comentar las últimas noticias. Asociada a las termas se hallaba la Palestra, utilizada para realizar ejercícios físicos para mantenerse en forma. Restos de las casas de baño se han localizado en las calles de San Juan y San Pedro y de Ossaú.
El Teatro de Caesaraugusta se situa en una de las zonas más emblemáticas de la ciudad. Tenía un aforo de unos 6.000 espectadores, dato que nos revela la importancia de este edificio en una ciudad que contaba con unos 18.000 habitantes. Es uno de los mayores teatros de la Hispania romana. Los restos de este edificio se ubican en la actual calle Verónica, muy cerca del Teatro Principal.
Durante los últimos años hasta el 2003, se han recuperado los restos del Teatro convirtiéndolo en museo, ofreciendo así la posibilidad de conocer y descubrir la vida social, política y religiosa del Imperio Romano que en este inmenso edificio se llevaba a cabo, gracias a la sala audiovisual e incluso a las representaciones del teatro virtual..
El periodo de mayor apogeo de la ciudad ( siglos I y II ) trajo consigo muchas de las grandes obras públicas, de las que aún hoy podemos ver algunas: el foro, el puerto fluvial ( que convirtió a Caesaraugusta en el principal redistribuidor de mercancias en el valle del Ebro ), las termas públicas, el teatro, el anfiteatro, el primer puente de la ciudad ( situado en el emplazamiento del actual puente de Piedra y que probablemente era una obra mixta de piedra y madera ).
El agua también a representado un importante papel en la Zaragoza romana, tanto por su situación a orillas del río Ebro y junto a la desembocadura del Huerva y el Gállego como por sus complejos sistemas de abastecimiento y regadío. junto a las ya mencionadas termas se han documentado multitud de aljibes, fuentes y diversos tramos de tuberías de plomo y saneamiento.
Llega el siglo III, la construcción de una imponente muralla y el abandono de las grandes obras públicas denotan el importante proceso de crisis en el mundo romano ( segunda mitad del siglo III ). El comercio y la vida en Caesaraugusta no decaen y ayudan al florecimiento cultural de la misma.
A lo largo del siglo V, Caesaraugusta, al igual que todo occidente romano, se ve inmersa en un proceso de desintegración del poder imperial.
En el Museo de Zaragoza situado en la Plaza de los Sitios, en la sección de arqueología se pueden observar varios mosáicos uno de ellos, Orfeo tañendo la lira es de exquisita calidad. Debió de pertenecer a una suntuosa villa situada cerca de la iglesia de San Juan de los Panetes.
En el centro de la sala se exibe una de las joyas del museo: la cabeza en sardónice del emperador Augusto, procedente de la antigua Turiaso ( Tarazona ).El material en que está labrada y su tamaño la convierten en una pieza de extraordinario valor.
El monasterio jerónimo de Santa Engracia, fue construido en el siglo XV sobre la antigua necrópolis cristiano - romana, donde fueron encontrados dos sarcófagos paleocristianos de marmol que hoy se guardan en su cripta: El de la Receptio Amimae y el de la Trilogía Petrina.
PASEANDO POR LOS RESTOS DE CAESARAUGUSTA
La capital de Aragón tiene una buena selección demonumentos de todas las épocas: barrocos, como la muy conocida Basílica del Pilar, renacentistas, como la Lonja, gótico-mudéjares, como la Seo o el formidable Palacio de la Aljafería, y cómo no, también romanos.
Décimos “cómo no” porque su propio nombre se lo dio en primer emperador de Roma: como Colonia Cesaraugusta fue bautizada en el año 15 a.C., poco después de la victoria en las Guerras Cántabras con tropas dirigidas por el propio Augusto (fue la única campaña militar en la que participó) y por Marco Vipsanio Agripa, que sería luego el encargado, como tantas otras veces, de dirigir el diseño de la nueva colonia.
Hasta qué punto aquella ciudad fue creada ex-novo o se levantó sobre la base –ya romanizada– de la ciudad íbera de Salduie es cuestión de discusión entre los arqueólogos. A los interesados les recomendamos la lectura de la Guía Histórico-Artística de Zaragoza, recientemente reeditada con información actualizada sobre los últimos hallazgos arqueológicos.
Donde no hay discusión es en la valía y el interés de los restos conservados de la Zaragoza romana, en la buena conservación y puesta en valor de los mismos, con numerosos museos y centros de interpretación, ni en la ruta a seguir para disfrutar de todos ellos.
LA MURALLA DE CAESARAUGUSTA
La Muralla Romana de Zaragoza, que ha marcado la configuración de la ciudad durante siglos, fue declarada Monumento Nacional en 1933, por lo que actualmente es Bien de Interés Cultural.
Construida en el siglo I, la muralla romana de Zaragoza protegía un perímetro de 3.000 metros con unos 120 torreones defensivos custodiados por más de 2.000 hombres armados, levantados a intervalos de entre 14 y 16 metros de distancia, y recorría la Avenida César Augusto, el Coso y la Calle Echegaray y Caballero.
Los trabajos arqueológicos realizados en los últimos años han arrojado luz sobre los distintos sistemas defensivos que se fueron levantando durante la época romana.
Gracias a ellos sabemos que exisitió un muro o vallum correspondiente al campamento que levantaron aquí las legiones IV Macedonica, VI Victrix y X Gemina (las legiones fundadoras de la colonia).
Tal empalizada se ve probada al haberse hallado los fosos que se situaban al pie de la misma, cuyo fin era aumentar el sistema defensivo. Posiblemente nunca aparezcan hallazgos de tal cerca, no sólo por su construcción con materiales perecederos, sino también por situarse en el espacio que luego ocuparía la muralla de piedra.
Hoy en día todavía quedan en pie algunos lienzos y torreones de la muralla, aprovechados en casas y otras edificaciones.
Uno de los tramos de muralla mejor conservados, de unos 80 metros de longitud, se levanta justo al lado de la Plaza del Pilar y del Torreón de la Zuda.
El Torreon de la Zuda era la sede de los gobernadores musulmanes de Zaragoza y fue construido aprovechando uno de los torreones de la muralla romana. Hoy en día se utiliza como oficina de turismo y puede visitarse.
Junto a la Muralla Romana y el Torreón de la Zuda, se encuentra la estatua de César Augusto, el fundador de la ciudad. Es posible que hayáis visto otras esculturas de Augusto iguales en otras ciudades españolas (Tarragona, Mérida, Astorga…), ya que la de Zaragoza, al igual que la de las otras ciudades es una réplica en bronce de la original, que se encuentra en los Museos Vaticanos de Roma.
La escultura representa a Augusto, gobernante con el que acabó la República y comenzó el Imperio en Roma. La decisión de fundar Zaragoza vino de él, y de ahí su nombre: Caesaraugusta.
La escultura original apareció en Roma en 1863, cuando se excavaba un palacio que había pertenecido a la esposa de Augusto, en los alrededores de una zona conocida como Prima Porta. La réplica en bronce que podemos ver al lado de las murallas romanas fue un regalo de Mussolini, hecho en el año 1940 a varias ciudades fundadas por Augusto o que habían tenido una relación especial con él.
En el solar en el que se encuentra el Mercado Central existía un tramo de la muralla intacto, sin añadidos y sin obras posteriores, conservado en perfecto estado. Formaba parte, además, de un torreón que se integraba en la antigua Puerta de Toledo (derribada en 1848). Para hacer sitio al nuevo mercado parte de estos vestigios se dinamitaron.
El número 101 del Coso, frente a la calle Espartero y la Plaza de San Miguel, era conocido antiguamente como ‘las Piedras del Coso‘. Desde principios del siglo XIX, una placa recordaba que allí se acababa Zaragoza: “Esta piedra del antiguo muro indica que aquí está el término de la ciudad”. En 2005, la placa desapareció del hueco que llevaba 200 años ocupando. Este punto de la vía contiene antiguos vestigios de la muralla que rodeaba la Zaragoza romana y sirvió como cantera para la construcción de nuevos edificios aprovechando restos de la vieja muralla, junto a la antigua judería.
En la actual Plaza de la Magdalena, al final de la calle Mayor, se encontraba la puerta este de la muralla romana. En 1867, ante la necesidad de ampliar la plaza de la conocida como parroquia del Gallo, la Iglesia de Santa María Magdalena, se aprobó su derribo -en aquel entonces era conocida como la Puerta de Valencia-.
Se conservaron algunos sillares con inscripciones en latín, que pueden verse en el Museo de Zaragoza. En la misma plaza, todavía permanecen visibles varios sillares perfectamente labrados y adosados en el muro de una casa, además del recuerdo de la puerta desaparecida en una pintura mural de un edificio anexo.
En el sótano de un establecimiento comercial de titularidad particular en el número 147 del Coso se conserva la parte inferior de la torre sur que hacía de soporte del portal de la muralla.El tramo fue descubierto en julio del 2017 por la ex arquitecta municipal Úrsula Heredia y consta de una extensión de 4,75 metros de largo y 2,3 de alto, en el que se encuentran seis alturas de sillares intactos de la época romana, sin añadidos y sin obras posteriores, conservados en perfecto estado.
También se conservan otros restos de la muralla en el lado nordeste de la ciudad, justo al lado del Puente de Hierro, que actualmente forman parte del Convento del Santo Sepulcro. Este monasterio, cuya fundación se remonta al siglo XIII, es el único ejemplo de arquitectura conventual mudéjar que ha sobrevivido en la ciudad hasta nuestros días.
TORREÓN DE LA ZUDA
El Torreon de la Zuda fue la sede de los gobernadores musulmanes de Zaragoza. Su nombre tiene el origen en la denominación del alcázar o conjunto de fortificaciones, residencia del gobernador musulmán y casa de gobierno.
Tiene cimientos romanos, ya que fue construido aprovechando uno de los torreones de la antigua muralla defensiva.
Cuando el rey Alfonso I de Aragón conquistó la ciudad convirtió el antiguo alcázar musulmán en el palacio residencial de los reyes de Aragón.
También sirvió varias veces de cárcel real. Jaime I el Conquistador y su esposa Leonor estuvieron presos en La Zuda durante 1224, tras el levantamiento de la nobleza aragonesa.
Posteriormente el edificio alojó a La Orden Militar de los Caballeros del Santo Sepulcro y al Instituto de las Adoratrices, con el infante Francisco de Paula como Gran Castellán de Amposta. Durante la estancia de los religiosos, entre 1857 y 1910, el torreón fue restaurado.
Treinta años más tarde se derribó el conjunto del convento, y tan solo quedaron en pie el torreón, las murallas todavía integradas en las viviendas y la iglesia hospitalaria de San Juan de los Panetes.
Su aspecto actual muestra las características de la arquitectura palaciega de la época medieval, con su planta cuadrada y cinco pisos separados por impostas de ladrillos. Hoy en día se utiliza como oficina de turismo.
Al entrar al torreón, gracias al suelo de cristal, podrás ver los vestigios de la torre romana original. Durante el horario de la oficina turística se pueden subir los cuatro pisos del torreón (no hay ascensor) y disfrutar de una de las mejores vistas de la ciudad de Zaragoza.
TEATRO DE CAESARAGUSTA
El descubrimiento del teatro romano fue un hallazgo fortuito, que tuvo lugar en el año 1972, al iniciarse la construcción de un nuevo inmueble en la calle de la Verónica.
El teatro romano de Caesaraugusta es el monumento mejor conservado de la ciudad.
Estaba ubicado en el punto más alto de la ciudad, lo que le permitía dominar un eje urbanístico monumental.
Durante sus más de doscientos años de funcionamiento fue lugar de reunión y vida social, tanto de la propia ciudad como de su entorno, ejerciendo un importante papel como transmisor de los valores culturales, políticos y religiosos del Imperio romano.
El teatro fue construido durante el siglo I d.C, sufriendo una remodelación al final del siglo I d.C con la pavimentación del mármol de la orchestra (semicírculo frente a la escena en el que se sentaban las autoridades y donde actuaba el coro) y quizás todo el edificio. A pesar de esto en la segunda mitad del siglo III d.C el edificio sufrió el expolio de sus materiales, que se volvieron a aprovechar para la construcción de la muralla, en un periodo de inestabilidad política.
En época musulmana, el crecimiento de la medina llevó a la ocupación del solar mediante numerosas viviendas a través de la configuración de un laberinto de calles.
En época cristiana, en el siglo XIV, el espacio que había ocupado el teatro quedó dividido por el cerramiento entre viviendas para aislar al barrio judío. Así permaneció hasta que los judíos fueron expulsados en 1492, iniciándose el ensanchamiento de plazas y la apertura de accesos al barrio.
En el siglo XVI el solar es testigo del esplendor económico y social de la época renacentista. En este momento se levantan iglesias en sus cercanías e importantes familias escogieron la zona para construir sus residencias, como la casa del Justicia de Aragón, Juan del Pueyo.
En cuanto al proceso de construcción del teatro, el primer trabajo necesario fue el aterrazamiento del terreno para conseguir una superficie regular y apta para el edificio; es decir, una nivelación del terreno.
De este modo el teatro ocupó el punto más alto de la ciudad, dominando un eje que partía del teatro y llegaba al puerto fluvial, pasando por las termas y por el foro.
El teatro de Caesaragusta fue levantado desde sus cimientos, que se conservan en gran medida en el museo. Estos cimientos reciben el nombre de opus caementicium, que siguen el diseño semicircular del graderío (cavea) del teatro. Estos cimientos fueron revestidos de mármol en la cavea, mientras que en la fachada fueron cubiertos con sillares de piedra, opus quadratum.
El graderío se organizaría en tres partes: la ima cavea, que es el graderío inferior. Era un espacio reservado para las gentes acomodadas, los invitados especiales... Era una zona separada de la orchestra por un pequeño murete o pretil (balteus) y un pequeño pasillo (praecinctio), donde los primeros asientos (proedria) estaban decorados con molduras. Sobre la ima cavea estaría la media cavea, el graderío medio, al que se accedería a través de los vomitoria (abertura para entrar y salir en las gradas) y por encima de éste estaría la summa cavea, el graderío superior, a la que se accedía por pasillos y escaleras, aunque no se ha conservado nada de la misma.
Bien conservada se encuentra la orchestra del teatro (espacio semicircular entre el escenario y la cavea y en torno al cual se organizaba el graderío y que estaba destinado para la interpretación de músicos, bailarines...), de la que se conservan también numerosas losas de mármol que la cubrían con la técnica de opus sectile (dibujos hechos con piedras más grandes y de diferentes tamaños. La técnica consistía en recortar placas de mármol de diversos colores para componer las figuras geométricas, de animales o humanas).
Esta orchestra y sus alrededores fueron remodelados a finales del siglo I d.C. Hay que decir que bajo la actual orchestra había una dependencia subterránea de la primitiva orchestra del teatro que se cree que era una fosa con “escalera de Caronte” ( cavidad de la que en algún momento de las representaciones salían de forma imprevista personajes a modo de “deus ex machina”, hecho que se refiere a cuando una grúa introduce una deidad proveniente de fuera del escenario para resolver una situación).
El teatro daba cabida a unos 6.000 espectadores. Su fachada contaría con tres niveles hasta una altura total de 25 metros y los dos primeros niveles estarían divididos en arcadas.
El edificio fue trazado de tal manera que el escenario supusiera la cara norte y, de este modo, los espectadores recibieran el sol de mediodía por la espalda. No obstante, de acuerdo con los testimonios arqueológicos, parece ser que el teatro de Caesaraugusta contaba con un sistema de toldos (velarium), que cubría las gradas cuando apretaba el sol y el calor. El mecanismo era sencillo: en la fachada, a intervalos regulares, se colocaban dos ménsulas, una perforada y otra no, la no perforada hacía de base y apoyo para unos grandes y sólidos mástiles de madera y las perforadas los mantenían verticales; de los mástiles salían vigas que sujetaban mediante cuerdas los toldos de lino, que con poleas eran extendidos o recogidos según era necesario; en ocasiones los toldos se rociaban con agua perfumada para aromatizar el ambiente.
Una de las peculiaridades del teatro de Caesaraugusta era la existencia de un acceso central, axial e independiente que permitía acceder a la orchestra y a los asientos de mayor importancia directamente desde el exterior, sin necesidad de pasar por los pasillos y escaleras internas del edificio. Esta característica se encuentra en muy pocos teatros, como los de Libarna, Turín y Minturno, en Italia. También se plantea que dicho acceso pudiera ser utilizado para la representación de otros espectáculos no teatrales. Este acceso; no obstante, dejó de utilizarse en el siglo II d.C.
El elemento arquitectónico más vistoso del teatro sería su frons scaenae, la fachada del escenario que cierra el anillo semicircular del graderío y; por consiguiente, el edificio, tanto por ser el marco decorativo que acogía las representaciones como por ser el lugar donde se realizaba el culto al emperador y sus divinidades. El frons scaenae era ricamente decorado con piedras de la zona y mármoles de distintas partes del Imperio y con estatuas de la familia imperial y otras divinidades, de las que se conservan algunos restos de estatua y capiteles corintios, basas y fustes de columnas. En su fachada alternarían elementos rectos con elementos curvos, según se deduce de los hallazgos arqueológicos. Entre toda la decoración habría tres valvae (accesos que comunicaban el frons scaenae con el postcaenium, la parte de atrás del escenario y por los que entrarían y saldrían de la escena los actores). La parte de la scaena donde se hacían las representaciones teatrales es el pulpitum, elevado sobre la orchestra, normalmente estaba cubierto con tablas de madera.
Las evidencias arqueológicas nos informan de la existencia en la parte trasera del frons scaenae del postcaenium, de un jardín cuadrado-cuadripórtico, con planta semejante a la del foro de la ciudad, con un doble pórtico con columnas con capiteles jónicos de los que se ha conservado uno; este espacio parece que estuvo en uso hasta la época Flavia, a finales del siglo I d.C. Así mismo, era frecuente que en los teatros urbanos se reservaran espacios como este para la reunión de los ciudadanos. No obstante, este espacio estaba íntimamente ligado al teatro y al culto imperial, pues las representaciones teatrales debían comenzar con una liturgia con una procesión con estatuas portátiles del emperador y su familia hasta un lugar de honor en el teatro desde el que presidían las representaciones hasta su final.
En cuanto a los juegos escénicos hay que decir que se aprovechaba la diferencia de nivel entre la scaena (escenario) y la orchestra para realizar los movimientos escénicos, tramoyas, subida del telón.., así los bajos del escenario, hyposcaenium, estaban llenos de mecanismos como el que permitía elevar el telón (aulaeum), que estaba levantado antes de comenzar la obra y que, cuando ésta iba a comenzar, era bajado por un sistema de contrapesos y mástiles, permaneciendo recogido bajo el escenario; este mecanismo dejó de usarse con la reforma del teatro en época Flavia, a finales del siglo I d.C.
*Elementos A Destacar Dentro Del Teatro.
Todo lo relativo al teatro romano de Caesaraugusta se encuentra en la planta baja del museo del teatro romano; en la planta calle se ofrecen unos paneles explicativos de las fases de construcción y desmantelamiento del teatro romano, así como de la historia del solar del teatro hasta la actualidad; en la primera planta se trata el teatro como espectáculo y representación, el calendario de festividades de los romanos para saber los días que había representaciones dramáticas y también se exponen piezas de otras épocas halladas en el solar del teatro.
De la sección del teatro y sus representaciones destacan las reproducciones de las máscaras teatrales, los coturnos (calzados de los actores greco-romannos), instrumentos musicales y diversas telas.
TERMAS PÚBLICAS DE CAESARAUGUSTA
Probablemente las termas son el rasgo propio que define la vida cotidiana de una ciudad romana.
Las termas públicas fueron utilizadas desde el siglo I a.C hasta comienzos del siglo IV d.C y se han conservado restos de las letrinas públicas y de una piscina al aire libre que se construyó posteriormente en el mismo lugar.
Los primeros vestigios de las termas fueron descubiertos en 1982, al realizar unas obras en la calle San Juan y San Pedro. Tras su hallazgo, se amplió el área de excavación hasta el solar contiguo, donde fueron recuperados otros restos de este amplio complejo termal.
Los restos más interesantes son los que se exhumaron en un solar de la calle San Juan y San Pedro.
Los restos más notorios que se pueden apreciar son los de una piscina de natación situada al aire libre, llamada natatio. Esta piscina presenta columnatas a sus lados y estaba revestida con placas de mármol en suelo y paredes y estaba decorada con motivos florales. Todo ello presentaba el estilo propio de la época final julio-claudia. El frigidarium (local donde se tomaban los baños fríos) se cerró en sus lados mediante formas absidiales.
Junto a la natatio también se pueden contemplar los restos de una cloaca que pasaba bajo la piscina y comunicaba con la red principal de cloacas de la ciudad. Además, no muy lejos de la piscina se encontraba la conexión de esta cloaca secundaria con la cloaca principal visible parcialmente en el museo del foro romano.
Éstos no son los únicos restos de las termas públicas encontrados ya que se han descubierto canales de desagüe, pertenecientes a instalaciones privadas termales en la calle Prudencio y restos de un caldarium (sala donde se tomaban baños calientes) y un frigidarium de una villa suburbana situada en la actual Plaza del Pilar.
Para la mayoría de los romanos las termas eran algo más que un lugar para la limpieza del cuerpo, ya que cumplían una función relevante como centro social y cultural. En sus estancias podían practicar deportes, leer, pasear, escuchar música o poesía..., además de bañarse.
El baño romano seguía un ritual en el que se alternaban el calor y el frío y lo más habitual era comenzar el recorrido por las termas por los baños calientes y finalizar por los fríos. Además, los hombres y las mujeres solían estar separados.
El edil, además de las funciones que le eran propias, tenía la función de supervisar la administración, mantenimiento y conservación de las termas públicas, las cuales tenían que encontrarse abastecidas de agua corriente y leña.
La construcción de las letrinas corresponde a las primeras etapas de su funcionamiento (finales del siglo I a.C ).
La estancia tendría planta cuadrada y capacidad para casi treinta personas. Sus paredes estarían rodeadas de una línea de bancos con asientos perforados, bajo los cuales discurría un canal de arrastre de las aguas fecales. Delante de los bancos y a los pies de los usuarios había un canal que proporcionaba agua limpia con la que se podían realizar lavatorios o aclarar esponjas y diversos utensilios higiénicos empleados para la limpieza personal.
Estas letrinas fueron desmontadas a mediados del siglo I d.C para construir sobre ellas una piscina porticada al aire libre; de hecho, las dos basas que se conservan corresponden a dicho pórtico.
La piscina (natatio) pudo alcanzar los 16 metros de longitud. Tenía planta rectangular. Presenta su lado corto rematado en ábside lobulado y tres escalones, que rodearían todo su perímetro y facilitarían el acceso a un fondo cubierto de losas marmóreas rectangulares.
Del pórtico que rodeaba la piscina se conservan restos de tres basas de columna y varios de sus apoyos. La altura estimada de este pórtico es de 5 y 6 metros.
Alrededor de la piscina se colocó un listón de mármol para impedir que el agua de la piscina salpicase al interior del pórtico, cuyos intercolumnios estaban pavimentados con placas de mármol. El espacio de la piscina porticada sería más amplio que el actual. Del recubrimiento de sus paredes se conserva un conjunto de piezas de mármol decoradas con figuras geométricas, escudos cruzados y otros motivos. La ornamentación de la sala se completaría con varias esculturas.
*Elementos a destacar dentro de las termas públicas.
Una gran vitrina muestra reproducciones de objetos que se utilizarían para la higiene personal, como toallas, peines, pinzas para depilar, agujas.., junto a varias placas de mármol que decoraban parte de la pared del pórtico de la piscina.
También hay una maqueta de unas termas, inspirada en la de Los Bañales (Uncastillo, Zaragoza), que está dotada de información sonora.
FORO DE CAESARAUGUSTA
El museo alberga restos arqueológicos excavados durante los años 1988 y 1989 y pertenecientes a dos épocas diferentes: a la época fundacional y a la época de Tiberio.
De la época fundacional del emperador Augusto se muestra un mercado, una cloaca y tuberías de agua potable.
De la época de su sucesor Tiberio se conservan restos del foro urbano, una cloaca, canales y algunas cimentaciones.
El foro era el núcleo de la ciudad romana. Era el centro de la vida religiosa, civil, económica y política y de la administración municipal. En Caesaraugusta el foro no sigue los patrones habituales de emplazamiento, ya que se desplaza hacia el río Ebro, en lugar de estar situada en el cruce del cardo y el decumano. Este hecho es debido a la intensa navegación que tenía este río.
El foro se organizaba a partir de un espacio abierto con el suelo pavimentado con losas.
Estaba rodeado de pórticos, alrededor de los cuales se levantaban los edificios más significativos: el templo principal, (cuyos restos se encuentran bajo la actual catedral de La Seo, presidiría el doble pórtico. Este edificio religioso sería uno de los mayores de Hispania, dato que sabemos a partir de las excavaciones arqueológicas. En su interior estaban las imágenes del culto imperial. Aquí se realizaban procesiones y rituales), la curia (donde se reunía el senado local y desde donde gobernaba la ciudad, controlaba las finanzas públicas y aprobaba leyes y decretos) y la basílica (ubicada bajo el actual palacio arzobispal. Aquí se impartía justicia, aunque también servía de lonja de contratación para la realización de transacciones económicas y de lugar de reunión).
También merecen especial atención las “tabernae”, que eran locales dedicados a usos comerciales, estaban apoyadas sobre el muro del foro y se abrían hacia el cardo.
El foro fue iniciado en época de Augusto y culminado en tiempos de Tiberio.
El foro de la etapa augustea tenía un carácter mercantil, con el transporte de mercancías hacia Tortosa a través del Ebro y a la inversa. Consistía en una plaza cuadrangular abierta hacia el río, limitada en sus lados largos por una serie de figuras y un sencillo pórtico cubierto cerraba el foro en el lado sur.
En época de Tiberio se llevó a cabo la remodelación del foro. El foro fue ampliado dándole la forma de un gran rectángulo de más de cincuenta metros en el lado occidental.
Todo su perímetro alojaba un doble pórtico interior que posiblemente se cerrara al sur con un gran templo imperial, con una galería de columnas.
Estaba pavimentado con losas de piedra caliza y construido con varias técnicas, como el opus vittatum (técnica de construcción que consistía en cuadrar bloques de adobe atravesados por hiladas de ladrillos, todo ello cimentado con el hormigón romano), opus africanum (cadenas de sillares verticales, a modo de pilares, alternando con horizontales y con rellenos de sillarejos) y opus caementicium (también denominado hormigón romano, es un tipo de obra hecha de mortero y de piedras de todo tipo y que presenta la apariencia del hormigón).
El foro de Tiberio albergaba el templo, pero también otros edificios y monumentos tanto de carácter representativo como institucional. Aquí se han hallado vestigios del edificio de la curia y pedestales que sirvieron como soporte a unas esculturas dedicadas tanto a la figura de Augusto, como a su familia y sucesores.
Así mismo, en la zona norte del foro destaca una zona de almacenamiento de cereal a la que se accedía desde el puerto fluvial por medio de una escalera.
La capital de Aragón tiene una buena selección demonumentos de todas las épocas: barrocos, como la muy conocida Basílica del Pilar, renacentistas, como la Lonja, gótico-mudéjares, como la Seo o el formidable Palacio de la Aljafería, y cómo no, también romanos.
Décimos “cómo no” porque su propio nombre se lo dio en primer emperador de Roma: como Colonia Cesaraugusta fue bautizada en el año 15 a.C., poco después de la victoria en las Guerras Cántabras con tropas dirigidas por el propio Augusto (fue la única campaña militar en la que participó) y por Marco Vipsanio Agripa, que sería luego el encargado, como tantas otras veces, de dirigir el diseño de la nueva colonia.
Hasta qué punto aquella ciudad fue creada ex-novo o se levantó sobre la base –ya romanizada– de la ciudad íbera de Salduie es cuestión de discusión entre los arqueólogos. A los interesados les recomendamos la lectura de la Guía Histórico-Artística de Zaragoza, recientemente reeditada con información actualizada sobre los últimos hallazgos arqueológicos.
Donde no hay discusión es en la valía y el interés de los restos conservados de la Zaragoza romana, en la buena conservación y puesta en valor de los mismos, con numerosos museos y centros de interpretación, ni en la ruta a seguir para disfrutar de todos ellos.
LA MURALLA DE CAESARAUGUSTA
La Muralla Romana de Zaragoza, que ha marcado la configuración de la ciudad durante siglos, fue declarada Monumento Nacional en 1933, por lo que actualmente es Bien de Interés Cultural.
Construida en el siglo I, la muralla romana de Zaragoza protegía un perímetro de 3.000 metros con unos 120 torreones defensivos custodiados por más de 2.000 hombres armados, levantados a intervalos de entre 14 y 16 metros de distancia, y recorría la Avenida César Augusto, el Coso y la Calle Echegaray y Caballero.
Los trabajos arqueológicos realizados en los últimos años han arrojado luz sobre los distintos sistemas defensivos que se fueron levantando durante la época romana.
Gracias a ellos sabemos que exisitió un muro o vallum correspondiente al campamento que levantaron aquí las legiones IV Macedonica, VI Victrix y X Gemina (las legiones fundadoras de la colonia).
Tal empalizada se ve probada al haberse hallado los fosos que se situaban al pie de la misma, cuyo fin era aumentar el sistema defensivo. Posiblemente nunca aparezcan hallazgos de tal cerca, no sólo por su construcción con materiales perecederos, sino también por situarse en el espacio que luego ocuparía la muralla de piedra.
Hoy en día todavía quedan en pie algunos lienzos y torreones de la muralla, aprovechados en casas y otras edificaciones.
Uno de los tramos de muralla mejor conservados, de unos 80 metros de longitud, se levanta justo al lado de la Plaza del Pilar y del Torreón de la Zuda.
El Torreon de la Zuda era la sede de los gobernadores musulmanes de Zaragoza y fue construido aprovechando uno de los torreones de la muralla romana. Hoy en día se utiliza como oficina de turismo y puede visitarse.
Junto a la Muralla Romana y el Torreón de la Zuda, se encuentra la estatua de César Augusto, el fundador de la ciudad. Es posible que hayáis visto otras esculturas de Augusto iguales en otras ciudades españolas (Tarragona, Mérida, Astorga…), ya que la de Zaragoza, al igual que la de las otras ciudades es una réplica en bronce de la original, que se encuentra en los Museos Vaticanos de Roma.
La escultura representa a Augusto, gobernante con el que acabó la República y comenzó el Imperio en Roma. La decisión de fundar Zaragoza vino de él, y de ahí su nombre: Caesaraugusta.
La escultura original apareció en Roma en 1863, cuando se excavaba un palacio que había pertenecido a la esposa de Augusto, en los alrededores de una zona conocida como Prima Porta. La réplica en bronce que podemos ver al lado de las murallas romanas fue un regalo de Mussolini, hecho en el año 1940 a varias ciudades fundadas por Augusto o que habían tenido una relación especial con él.
En el solar en el que se encuentra el Mercado Central existía un tramo de la muralla intacto, sin añadidos y sin obras posteriores, conservado en perfecto estado. Formaba parte, además, de un torreón que se integraba en la antigua Puerta de Toledo (derribada en 1848). Para hacer sitio al nuevo mercado parte de estos vestigios se dinamitaron.
El número 101 del Coso, frente a la calle Espartero y la Plaza de San Miguel, era conocido antiguamente como ‘las Piedras del Coso‘. Desde principios del siglo XIX, una placa recordaba que allí se acababa Zaragoza: “Esta piedra del antiguo muro indica que aquí está el término de la ciudad”. En 2005, la placa desapareció del hueco que llevaba 200 años ocupando. Este punto de la vía contiene antiguos vestigios de la muralla que rodeaba la Zaragoza romana y sirvió como cantera para la construcción de nuevos edificios aprovechando restos de la vieja muralla, junto a la antigua judería.
En la actual Plaza de la Magdalena, al final de la calle Mayor, se encontraba la puerta este de la muralla romana. En 1867, ante la necesidad de ampliar la plaza de la conocida como parroquia del Gallo, la Iglesia de Santa María Magdalena, se aprobó su derribo -en aquel entonces era conocida como la Puerta de Valencia-.
Se conservaron algunos sillares con inscripciones en latín, que pueden verse en el Museo de Zaragoza. En la misma plaza, todavía permanecen visibles varios sillares perfectamente labrados y adosados en el muro de una casa, además del recuerdo de la puerta desaparecida en una pintura mural de un edificio anexo.
En el sótano de un establecimiento comercial de titularidad particular en el número 147 del Coso se conserva la parte inferior de la torre sur que hacía de soporte del portal de la muralla.El tramo fue descubierto en julio del 2017 por la ex arquitecta municipal Úrsula Heredia y consta de una extensión de 4,75 metros de largo y 2,3 de alto, en el que se encuentran seis alturas de sillares intactos de la época romana, sin añadidos y sin obras posteriores, conservados en perfecto estado.
También se conservan otros restos de la muralla en el lado nordeste de la ciudad, justo al lado del Puente de Hierro, que actualmente forman parte del Convento del Santo Sepulcro. Este monasterio, cuya fundación se remonta al siglo XIII, es el único ejemplo de arquitectura conventual mudéjar que ha sobrevivido en la ciudad hasta nuestros días.
TORREÓN DE LA ZUDA
El Torreon de la Zuda fue la sede de los gobernadores musulmanes de Zaragoza. Su nombre tiene el origen en la denominación del alcázar o conjunto de fortificaciones, residencia del gobernador musulmán y casa de gobierno.
Tiene cimientos romanos, ya que fue construido aprovechando uno de los torreones de la antigua muralla defensiva.
Cuando el rey Alfonso I de Aragón conquistó la ciudad convirtió el antiguo alcázar musulmán en el palacio residencial de los reyes de Aragón.
También sirvió varias veces de cárcel real. Jaime I el Conquistador y su esposa Leonor estuvieron presos en La Zuda durante 1224, tras el levantamiento de la nobleza aragonesa.
Posteriormente el edificio alojó a La Orden Militar de los Caballeros del Santo Sepulcro y al Instituto de las Adoratrices, con el infante Francisco de Paula como Gran Castellán de Amposta. Durante la estancia de los religiosos, entre 1857 y 1910, el torreón fue restaurado.
Treinta años más tarde se derribó el conjunto del convento, y tan solo quedaron en pie el torreón, las murallas todavía integradas en las viviendas y la iglesia hospitalaria de San Juan de los Panetes.
Su aspecto actual muestra las características de la arquitectura palaciega de la época medieval, con su planta cuadrada y cinco pisos separados por impostas de ladrillos. Hoy en día se utiliza como oficina de turismo.
Al entrar al torreón, gracias al suelo de cristal, podrás ver los vestigios de la torre romana original. Durante el horario de la oficina turística se pueden subir los cuatro pisos del torreón (no hay ascensor) y disfrutar de una de las mejores vistas de la ciudad de Zaragoza.
TEATRO DE CAESARAGUSTA
El descubrimiento del teatro romano fue un hallazgo fortuito, que tuvo lugar en el año 1972, al iniciarse la construcción de un nuevo inmueble en la calle de la Verónica.
El teatro romano de Caesaraugusta es el monumento mejor conservado de la ciudad.
Estaba ubicado en el punto más alto de la ciudad, lo que le permitía dominar un eje urbanístico monumental.
Durante sus más de doscientos años de funcionamiento fue lugar de reunión y vida social, tanto de la propia ciudad como de su entorno, ejerciendo un importante papel como transmisor de los valores culturales, políticos y religiosos del Imperio romano.
El teatro fue construido durante el siglo I d.C, sufriendo una remodelación al final del siglo I d.C con la pavimentación del mármol de la orchestra (semicírculo frente a la escena en el que se sentaban las autoridades y donde actuaba el coro) y quizás todo el edificio. A pesar de esto en la segunda mitad del siglo III d.C el edificio sufrió el expolio de sus materiales, que se volvieron a aprovechar para la construcción de la muralla, en un periodo de inestabilidad política.
En época musulmana, el crecimiento de la medina llevó a la ocupación del solar mediante numerosas viviendas a través de la configuración de un laberinto de calles.
En época cristiana, en el siglo XIV, el espacio que había ocupado el teatro quedó dividido por el cerramiento entre viviendas para aislar al barrio judío. Así permaneció hasta que los judíos fueron expulsados en 1492, iniciándose el ensanchamiento de plazas y la apertura de accesos al barrio.
En el siglo XVI el solar es testigo del esplendor económico y social de la época renacentista. En este momento se levantan iglesias en sus cercanías e importantes familias escogieron la zona para construir sus residencias, como la casa del Justicia de Aragón, Juan del Pueyo.
En cuanto al proceso de construcción del teatro, el primer trabajo necesario fue el aterrazamiento del terreno para conseguir una superficie regular y apta para el edificio; es decir, una nivelación del terreno.
De este modo el teatro ocupó el punto más alto de la ciudad, dominando un eje que partía del teatro y llegaba al puerto fluvial, pasando por las termas y por el foro.
El teatro de Caesaragusta fue levantado desde sus cimientos, que se conservan en gran medida en el museo. Estos cimientos reciben el nombre de opus caementicium, que siguen el diseño semicircular del graderío (cavea) del teatro. Estos cimientos fueron revestidos de mármol en la cavea, mientras que en la fachada fueron cubiertos con sillares de piedra, opus quadratum.
El graderío se organizaría en tres partes: la ima cavea, que es el graderío inferior. Era un espacio reservado para las gentes acomodadas, los invitados especiales... Era una zona separada de la orchestra por un pequeño murete o pretil (balteus) y un pequeño pasillo (praecinctio), donde los primeros asientos (proedria) estaban decorados con molduras. Sobre la ima cavea estaría la media cavea, el graderío medio, al que se accedería a través de los vomitoria (abertura para entrar y salir en las gradas) y por encima de éste estaría la summa cavea, el graderío superior, a la que se accedía por pasillos y escaleras, aunque no se ha conservado nada de la misma.
Bien conservada se encuentra la orchestra del teatro (espacio semicircular entre el escenario y la cavea y en torno al cual se organizaba el graderío y que estaba destinado para la interpretación de músicos, bailarines...), de la que se conservan también numerosas losas de mármol que la cubrían con la técnica de opus sectile (dibujos hechos con piedras más grandes y de diferentes tamaños. La técnica consistía en recortar placas de mármol de diversos colores para componer las figuras geométricas, de animales o humanas).
Esta orchestra y sus alrededores fueron remodelados a finales del siglo I d.C. Hay que decir que bajo la actual orchestra había una dependencia subterránea de la primitiva orchestra del teatro que se cree que era una fosa con “escalera de Caronte” ( cavidad de la que en algún momento de las representaciones salían de forma imprevista personajes a modo de “deus ex machina”, hecho que se refiere a cuando una grúa introduce una deidad proveniente de fuera del escenario para resolver una situación).
El teatro daba cabida a unos 6.000 espectadores. Su fachada contaría con tres niveles hasta una altura total de 25 metros y los dos primeros niveles estarían divididos en arcadas.
El edificio fue trazado de tal manera que el escenario supusiera la cara norte y, de este modo, los espectadores recibieran el sol de mediodía por la espalda. No obstante, de acuerdo con los testimonios arqueológicos, parece ser que el teatro de Caesaraugusta contaba con un sistema de toldos (velarium), que cubría las gradas cuando apretaba el sol y el calor. El mecanismo era sencillo: en la fachada, a intervalos regulares, se colocaban dos ménsulas, una perforada y otra no, la no perforada hacía de base y apoyo para unos grandes y sólidos mástiles de madera y las perforadas los mantenían verticales; de los mástiles salían vigas que sujetaban mediante cuerdas los toldos de lino, que con poleas eran extendidos o recogidos según era necesario; en ocasiones los toldos se rociaban con agua perfumada para aromatizar el ambiente.
Una de las peculiaridades del teatro de Caesaraugusta era la existencia de un acceso central, axial e independiente que permitía acceder a la orchestra y a los asientos de mayor importancia directamente desde el exterior, sin necesidad de pasar por los pasillos y escaleras internas del edificio. Esta característica se encuentra en muy pocos teatros, como los de Libarna, Turín y Minturno, en Italia. También se plantea que dicho acceso pudiera ser utilizado para la representación de otros espectáculos no teatrales. Este acceso; no obstante, dejó de utilizarse en el siglo II d.C.
El elemento arquitectónico más vistoso del teatro sería su frons scaenae, la fachada del escenario que cierra el anillo semicircular del graderío y; por consiguiente, el edificio, tanto por ser el marco decorativo que acogía las representaciones como por ser el lugar donde se realizaba el culto al emperador y sus divinidades. El frons scaenae era ricamente decorado con piedras de la zona y mármoles de distintas partes del Imperio y con estatuas de la familia imperial y otras divinidades, de las que se conservan algunos restos de estatua y capiteles corintios, basas y fustes de columnas. En su fachada alternarían elementos rectos con elementos curvos, según se deduce de los hallazgos arqueológicos. Entre toda la decoración habría tres valvae (accesos que comunicaban el frons scaenae con el postcaenium, la parte de atrás del escenario y por los que entrarían y saldrían de la escena los actores). La parte de la scaena donde se hacían las representaciones teatrales es el pulpitum, elevado sobre la orchestra, normalmente estaba cubierto con tablas de madera.
Las evidencias arqueológicas nos informan de la existencia en la parte trasera del frons scaenae del postcaenium, de un jardín cuadrado-cuadripórtico, con planta semejante a la del foro de la ciudad, con un doble pórtico con columnas con capiteles jónicos de los que se ha conservado uno; este espacio parece que estuvo en uso hasta la época Flavia, a finales del siglo I d.C. Así mismo, era frecuente que en los teatros urbanos se reservaran espacios como este para la reunión de los ciudadanos. No obstante, este espacio estaba íntimamente ligado al teatro y al culto imperial, pues las representaciones teatrales debían comenzar con una liturgia con una procesión con estatuas portátiles del emperador y su familia hasta un lugar de honor en el teatro desde el que presidían las representaciones hasta su final.
En cuanto a los juegos escénicos hay que decir que se aprovechaba la diferencia de nivel entre la scaena (escenario) y la orchestra para realizar los movimientos escénicos, tramoyas, subida del telón.., así los bajos del escenario, hyposcaenium, estaban llenos de mecanismos como el que permitía elevar el telón (aulaeum), que estaba levantado antes de comenzar la obra y que, cuando ésta iba a comenzar, era bajado por un sistema de contrapesos y mástiles, permaneciendo recogido bajo el escenario; este mecanismo dejó de usarse con la reforma del teatro en época Flavia, a finales del siglo I d.C.
*Elementos A Destacar Dentro Del Teatro.
Todo lo relativo al teatro romano de Caesaraugusta se encuentra en la planta baja del museo del teatro romano; en la planta calle se ofrecen unos paneles explicativos de las fases de construcción y desmantelamiento del teatro romano, así como de la historia del solar del teatro hasta la actualidad; en la primera planta se trata el teatro como espectáculo y representación, el calendario de festividades de los romanos para saber los días que había representaciones dramáticas y también se exponen piezas de otras épocas halladas en el solar del teatro.
De la sección del teatro y sus representaciones destacan las reproducciones de las máscaras teatrales, los coturnos (calzados de los actores greco-romannos), instrumentos musicales y diversas telas.
TERMAS PÚBLICAS DE CAESARAUGUSTA
Probablemente las termas son el rasgo propio que define la vida cotidiana de una ciudad romana.
Las termas públicas fueron utilizadas desde el siglo I a.C hasta comienzos del siglo IV d.C y se han conservado restos de las letrinas públicas y de una piscina al aire libre que se construyó posteriormente en el mismo lugar.
Los primeros vestigios de las termas fueron descubiertos en 1982, al realizar unas obras en la calle San Juan y San Pedro. Tras su hallazgo, se amplió el área de excavación hasta el solar contiguo, donde fueron recuperados otros restos de este amplio complejo termal.
Los restos más interesantes son los que se exhumaron en un solar de la calle San Juan y San Pedro.
Los restos más notorios que se pueden apreciar son los de una piscina de natación situada al aire libre, llamada natatio. Esta piscina presenta columnatas a sus lados y estaba revestida con placas de mármol en suelo y paredes y estaba decorada con motivos florales. Todo ello presentaba el estilo propio de la época final julio-claudia. El frigidarium (local donde se tomaban los baños fríos) se cerró en sus lados mediante formas absidiales.
Junto a la natatio también se pueden contemplar los restos de una cloaca que pasaba bajo la piscina y comunicaba con la red principal de cloacas de la ciudad. Además, no muy lejos de la piscina se encontraba la conexión de esta cloaca secundaria con la cloaca principal visible parcialmente en el museo del foro romano.
Éstos no son los únicos restos de las termas públicas encontrados ya que se han descubierto canales de desagüe, pertenecientes a instalaciones privadas termales en la calle Prudencio y restos de un caldarium (sala donde se tomaban baños calientes) y un frigidarium de una villa suburbana situada en la actual Plaza del Pilar.
Para la mayoría de los romanos las termas eran algo más que un lugar para la limpieza del cuerpo, ya que cumplían una función relevante como centro social y cultural. En sus estancias podían practicar deportes, leer, pasear, escuchar música o poesía..., además de bañarse.
El baño romano seguía un ritual en el que se alternaban el calor y el frío y lo más habitual era comenzar el recorrido por las termas por los baños calientes y finalizar por los fríos. Además, los hombres y las mujeres solían estar separados.
El edil, además de las funciones que le eran propias, tenía la función de supervisar la administración, mantenimiento y conservación de las termas públicas, las cuales tenían que encontrarse abastecidas de agua corriente y leña.
La construcción de las letrinas corresponde a las primeras etapas de su funcionamiento (finales del siglo I a.C ).
La estancia tendría planta cuadrada y capacidad para casi treinta personas. Sus paredes estarían rodeadas de una línea de bancos con asientos perforados, bajo los cuales discurría un canal de arrastre de las aguas fecales. Delante de los bancos y a los pies de los usuarios había un canal que proporcionaba agua limpia con la que se podían realizar lavatorios o aclarar esponjas y diversos utensilios higiénicos empleados para la limpieza personal.
Estas letrinas fueron desmontadas a mediados del siglo I d.C para construir sobre ellas una piscina porticada al aire libre; de hecho, las dos basas que se conservan corresponden a dicho pórtico.
La piscina (natatio) pudo alcanzar los 16 metros de longitud. Tenía planta rectangular. Presenta su lado corto rematado en ábside lobulado y tres escalones, que rodearían todo su perímetro y facilitarían el acceso a un fondo cubierto de losas marmóreas rectangulares.
Del pórtico que rodeaba la piscina se conservan restos de tres basas de columna y varios de sus apoyos. La altura estimada de este pórtico es de 5 y 6 metros.
Alrededor de la piscina se colocó un listón de mármol para impedir que el agua de la piscina salpicase al interior del pórtico, cuyos intercolumnios estaban pavimentados con placas de mármol. El espacio de la piscina porticada sería más amplio que el actual. Del recubrimiento de sus paredes se conserva un conjunto de piezas de mármol decoradas con figuras geométricas, escudos cruzados y otros motivos. La ornamentación de la sala se completaría con varias esculturas.
*Elementos a destacar dentro de las termas públicas.
Una gran vitrina muestra reproducciones de objetos que se utilizarían para la higiene personal, como toallas, peines, pinzas para depilar, agujas.., junto a varias placas de mármol que decoraban parte de la pared del pórtico de la piscina.
También hay una maqueta de unas termas, inspirada en la de Los Bañales (Uncastillo, Zaragoza), que está dotada de información sonora.
FORO DE CAESARAUGUSTA
El museo alberga restos arqueológicos excavados durante los años 1988 y 1989 y pertenecientes a dos épocas diferentes: a la época fundacional y a la época de Tiberio.
De la época fundacional del emperador Augusto se muestra un mercado, una cloaca y tuberías de agua potable.
De la época de su sucesor Tiberio se conservan restos del foro urbano, una cloaca, canales y algunas cimentaciones.
El foro era el núcleo de la ciudad romana. Era el centro de la vida religiosa, civil, económica y política y de la administración municipal. En Caesaraugusta el foro no sigue los patrones habituales de emplazamiento, ya que se desplaza hacia el río Ebro, en lugar de estar situada en el cruce del cardo y el decumano. Este hecho es debido a la intensa navegación que tenía este río.
El foro se organizaba a partir de un espacio abierto con el suelo pavimentado con losas.
Estaba rodeado de pórticos, alrededor de los cuales se levantaban los edificios más significativos: el templo principal, (cuyos restos se encuentran bajo la actual catedral de La Seo, presidiría el doble pórtico. Este edificio religioso sería uno de los mayores de Hispania, dato que sabemos a partir de las excavaciones arqueológicas. En su interior estaban las imágenes del culto imperial. Aquí se realizaban procesiones y rituales), la curia (donde se reunía el senado local y desde donde gobernaba la ciudad, controlaba las finanzas públicas y aprobaba leyes y decretos) y la basílica (ubicada bajo el actual palacio arzobispal. Aquí se impartía justicia, aunque también servía de lonja de contratación para la realización de transacciones económicas y de lugar de reunión).
También merecen especial atención las “tabernae”, que eran locales dedicados a usos comerciales, estaban apoyadas sobre el muro del foro y se abrían hacia el cardo.
El foro fue iniciado en época de Augusto y culminado en tiempos de Tiberio.
El foro de la etapa augustea tenía un carácter mercantil, con el transporte de mercancías hacia Tortosa a través del Ebro y a la inversa. Consistía en una plaza cuadrangular abierta hacia el río, limitada en sus lados largos por una serie de figuras y un sencillo pórtico cubierto cerraba el foro en el lado sur.
En época de Tiberio se llevó a cabo la remodelación del foro. El foro fue ampliado dándole la forma de un gran rectángulo de más de cincuenta metros en el lado occidental.
Todo su perímetro alojaba un doble pórtico interior que posiblemente se cerrara al sur con un gran templo imperial, con una galería de columnas.
Estaba pavimentado con losas de piedra caliza y construido con varias técnicas, como el opus vittatum (técnica de construcción que consistía en cuadrar bloques de adobe atravesados por hiladas de ladrillos, todo ello cimentado con el hormigón romano), opus africanum (cadenas de sillares verticales, a modo de pilares, alternando con horizontales y con rellenos de sillarejos) y opus caementicium (también denominado hormigón romano, es un tipo de obra hecha de mortero y de piedras de todo tipo y que presenta la apariencia del hormigón).
El foro de Tiberio albergaba el templo, pero también otros edificios y monumentos tanto de carácter representativo como institucional. Aquí se han hallado vestigios del edificio de la curia y pedestales que sirvieron como soporte a unas esculturas dedicadas tanto a la figura de Augusto, como a su familia y sucesores.
Así mismo, en la zona norte del foro destaca una zona de almacenamiento de cereal a la que se accedía desde el puerto fluvial por medio de una escalera.
*Elementos a destacar dentro del foro romano.
Se conservan en el interior del museo varios fragmentos de tuberías de plomo, pertenecientes a un tramo de 26 metros de canalización. Fueron hallados bajo el área de mercado, que suministrarían agua a una fuente central.
Así mismo, se puede contemplar el interior de la gran cloaca de la época de Tiberio, construida para la evacuación de las aguas residuales de esta parte de la ciudad (en dirección al río Ebro). En sus paredes se puede apreciar el sistema constructivo utilizado, que es similar a nuestro encofrado actual. El material empleado es el llamado opus caementicium, ya mencionado, y que consiste en una mezcla de cal, arena y cantos rodados.
El museo del foro ofrece al visitante una muestra de la vida cotidiana de la ciudad durante el siglo I d.C.
PUERTO FLUVIAL DE CAESARAUGUSTA
El puerto se construyó en el siglo I d.C pero fue abandonado a mediados del siglo VI d.C.
Para abarcar este apartado hay que explicar la importancia que suscitaba el río Ebro.
El carácter navegable del río Ebro hasta Logroño (Vareia), el tamaño de la ciudad de Caesaraugusta, su posición estratégica e importante en las rutas desde Tarragona (Tarraco) hasta Astorga (Asturica Augusta) y Mérida (Emerita Augusta) y el hecho de que Caesaraugusta fuese centro político y administrativo como capital del conventus iuridicus Caesaraugustanus fueron motivos de peso para que la ciudad contara con unas instalaciones comerciales y un puerto fluvial. En sus riberas se asentaban embarcaderos y grandes puertos. En este caso, el de Caesaraugusta, ocuparía gran parte de la orilla derecha de la ciudad, en una zona de aguas tranquilas y resguardada, tras un pronunciado meandro, convirtiéndose así en el más importante núcleo redistribuidor de mercancías en el centro del valle del Ebro.
En época romana está atestiguado un intenso y rico comercio a través del Ebro con tres importantes puertos: mixto, fluvial y marítimo, cerca de la desembocadura en la actual Tortosa (Dertosa), otro en el punto final de la navegación del río en Logroño (Vareia) y otro intermedio en Caesaraugusta. Por estos puertos se distribuían gran variedad de importaciones.
Los productos importados, como cerámicas, mármoles, ánforas de vino y salazones, joyas, vidrios... remontarían el río desde Tortosa (Dertosa). Las materias primas del valle, como la lana, las pieles, el hierro, la madera... descenderían por el río hacia el Mediterráneo.
La zona desde la desembocadura del Huerva hasta el puente romano (donde ahora se encuentra el Puente de Piedra de época medieval) fue acondicionada mediante el saneamiento de la terraza natural que descendía hacia el Ebro; así se dispusieron un gran número de ánforas vacías, inclinadas y boca abajo en la esquina entre el paseo Echegaray y Caballero y la plaza de las Tenerías para drenar el terreno y levantar el nivel de la zona, al tiempo que una serie de diques paralelos al río frenarían la acción de posibles crecidas del río en la zona comercial. Así, en estas zonas el agua transcurría mansamente tras hacer un meandro, al tiempo que el cauce era recto, e incluso estaba resguardado.
Conservamos algunas monedas emitidas en Tortosa, hecho muy importante porque sus imágenes dan a conocer cómo eran los barcos que surcaban el Ebro en época romana.
Las embarcaciones remontaban el río con la ayuda de sirgas, era una actividad que requería un gran esfuerzo físico.
A finales del siglo I d.C o principios del II d.C las instalaciones del puerto fluvial se completaron con la construcción de un mercado ubicado al este del edificio de acceso.
*Elementos a destacar dentro del puerto fluvial.
En el museo del puerto fluvial de Caesaraugusta se conserva parte del lado noroeste del edificio comercial que comunicaba el foro con el puerto fluvial. Podemos contemplar la cimentación en argamasa (opus caementicium) y parte del primer piso en bloques de piedra de dicho edificio con una escalinata en la que se pueden apreciar marcas de canteros que señalan las legiones que participaron en la construcción del edificio y de parte de la ciudad (IV Macedónica, VI Victrix y X Gémina).
La parte conservada parece ser un pórtico de transición y de acceso a ambas estructuras. La cimentación parece indicar que había en el pórtico unos arcos de medio punto orientados hacia el Ebro, de manera que se dotaba de monumentalidad al edificio a modo de propaganda para todo aquel que visitara la ciudad.
En una vitrina se muestran ejemplos de ánforas, que era el principal envase destinado al comercio alimentario en la época romana.
También se puede apreciar el Ebrómetro, una escala de medición, donde se reflejan dos de las más importantes avenidas del río que están documentadas y se pueden apreciar las diferencias de altura entre el suelo actual, el de la plaza del foro y el del vestíbulo de este espacio.
MUSEO DE ZARAGOZA: SECCIÓN DE ARQUEOLOGÍA
La última parada debería ser el Museo de Zaragoza, que excede el tema romano pero que cuenta con una excelente sección de arqueología. Allí se pueden ver piezas de todos los lugares visitados además de otras muchas aparecidas en diversas casas o yacimientos de la ciudad y los alrededores. Destacan los bronces de Botorrita, el impresionante Mosaico de Orfeo, la reconstrucción del triclinium de la Calle Añón o el busto de nuestro querido Augusto.Mosaico de Orfeo, siglos II y III d. C. Polícromo. Pertenece a la llamada “Casa de Orfeo”, que estaba situada junto a las murallas romanas cercanas al mercado central de Caesaraugusta. Se puede ver en el Museo de Zaragoza..
En conclusión, Zaragoza ofrece al interesado en la arqueología ruinas romanas en abundancia, quizá poco espectaculares a primera visita, pero bien puestas en valor gracias a una serie de pequeños y bien diseñados museos y a una ruta coherente, cómoda y paseable.
CONCLUSIÓN: ZARAGOZA CIUDAD ROMANA BIMILENARIA
Caesaraugusta es Zaragoza. Han transcurrido más de dos mil años desde la fundación romana, pero aquella ciudad de calles en damero y próxima al río, persiste en la actual. En ocasiones afloran desde el subsuelo de nuestras calles, esculturas, mosáicos y restos arquitectónicos que nos trasmiten la cultura de los antiguos habitantes de la ciudad.
La ruta de Caesaraugusta se compone actualmente de cuatro énclaves arqueológicos musealizados... el Foro, el Puerto Fluvial, las Termas Públicas, y el Teatro, donde además de apreciar los restos monumentales de los edificios correspondientes, se descubre la vida política, social, comercial, lúdica y religiosa de la época romana y de otras etapas posteriores.
Suponen estupendas posibilidades, junto con la visita a las murallas, para valorar lo que nuestra ciudad fue y continúa siendo, porque todos debemos reconocernos en nuestras huellas y considerarnos ciudadanos de Caesaraugusta.